Francisco López Bárcenas
Oaxaca duele
Oaxaca duele. Los tumores que le brotaron hace dos años y nadie quiso extirpar siguen emanando una podredumbre conforme van creciendo. Las heridas provocadas en las personas y los pueblos que soñaron y sueñan, porque piensan que libertad, igualdad y justicia no son simples abstracciones, siguen sangrando. La impotencia y la desesperación cunden entre la gente de abajo en medio del sufrimiento, mientras arriba las mafias políticas se reacomodan para mantener en el poder al gobernante en turno, lo mismo que para preparar su relevo.
Los síntomas del malestar que causa ese dolor son muchos y muy añejos. Unos son consecuencia de las luchas de los pueblos y organizaciones porque el gobernador se vaya, ya que lo consideran una condición indispensable para abrir caminos que ayuden a recomponer el tejido social, tan maltratado por la política abiertamente represiva de la actual administración del estado. En ese grupo sobresalen las injustas sujeciones a proceso de Flavio Sosa Villavicencio, David Venegas Reyes y todos los detenidos de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que después de más de un año continúan privados de su libertad sin que se les pruebe delito alguno. A ello hay que unir el linchamiento de líderes sociales a quienes se pretende ligar a grupos armados como forma de criminalizar su lucha social y pacífica. Leer más
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