Eduardo Ibarra Aguirre
“Defender la patria no es ridículo”, le respondieron, como era de esperarse, los hombres y mujeres que desde el Congreso, pero sobre todo desde las calles –“son pocos, pero muy eficaces”, lamentó Héctor Aguilar Camín — le echaron a perder su reforma petrolera sin debate y con levanta dedos como en los tiempos del autoritarismo priísta. Así aprobaron la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público.Es humanamente comprensible que Calderón Hinojosa esté muy molesto porque su plan maestro sexenal sufrió un revés. Y que la cabeza indiscutible –aunque provoca polarización alimentada y natural– de ese movimiento sea “el señor López”. Pero el que se enoja pierde.
Y no es tiempo para los enojos y berrinches que le atribuye el grupo gobernante al tabasqueño y que cada vez más exhibe como propios el michoacano y su gabinete gris y de corte foxista.
Pareciera clara la necesidad de concentrar muchos más esfuerzos políticos e intelectuales en no perder el debate decisivo, el que se desenvolverá de cara a la sociedad y que será imposible ocultar. Leer más
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