Desfiladero
Jaime Avilés en La Jornadajamastu@gmail.com
■ Mouriño: los acuerdos secretos con Bush
■ Medina Mora: con las manos en la masa
■ Calderón: el verdadero fondo del asunto
Ayer fui a la Procuraduría General de la República. “Quiero dejarles estos papeles que demuestran mi inocencia”, expliqué mostrando un abultado fólder. “¿De qué se le acusa?”, me preguntaron. “¿A mí? De nada”, les dije. “Lo sentimos, no le podemos recibir su documentación. Primero lo tienen que acusar de algo”, me aclaró una jurista. “¿Y por qué a Mouriño sí le admitieron sus contratos, si tampoco hay denuncia penal contra él?”, reviré. “Órdenes de arriba”, contestó la mujer, apuntando con el dedo hacia el techo, o más bien, hacia el norte, esto es, hacia Estados Unidos, el país que aguarda con mayor impaciencia (después de España) la privatización de Pemex.
Han transcurrido 20 días desde que estalló el escándalo y la banda de Los Pinos no cesa de enlodarse. “El mejor escenario para el gobierno federal sería que el Frente Amplio Progresista optara por la vía penal porque entonces el secretario de Gobernación tendría todos los elementos a su favor para defenderse”, opinaban la semana pasada dos genios: Santiago Creel y Germán Martínez, los respectivos líderes del Senado y del partido en el poder, nada menos, al analizar la desesperada situación de Mouriño (La Jornada, 7/03/08). Y Felipe Calderón, con su agudeza característica, vio en esas palabras una rendija de luz en medio de la noche, y dio una orden que… podría acabar con la carrera política del procurador general de la República, Eduardo Medina Mora.
Desde el martes pasado, cuando Mouriño envió a la PGR todos los contratos que firmó ilegalmente con Pemex de 2000 a 2004 –como empresario petrolero y presidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, como empresario petrolero y coordinador de asesores del secretario de Energía, y como empresario petrolero y subsecretario de Electricidad–, Medina Mora debió declararse incompetente para conocer del asunto, por la sencilla razón, arriba ya expuesta, de que a Mouriño nadie lo está acusando de nada en términos legales. Sin embargo, al admitir el expediente, el procurador se convirtió en un miembro más del grupo de funcionarios del más alto nivel que se han coludido alrededor de Calderón para cometer delitos graves de manera organizada. Leer más
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