Luis Javier Garrido
La presunción
El gobierno de facto de Felipe Calderón, envalentonado por haber podido permanecer estos dos años, cree que por medio de propaganda puede lograr hacer pagar a los mexicanos el año próximo el costo de la crisis y aceptar una nueva imposición electoral, y está lanzando ya nuevas campañas propagandísticas.
1. La autocampaña propagandística de Felipe Calderón para festejar que ha cumplido dos años durmiendo en Los Pinos, lo mismo en entrevistas a los medios que en múltiples discursos y declaraciones, no ha logrado más que poner otra vez de manifiesto que al grupo gobernante panista no le preocupa el desastre social del país y que su primordial obsesión es seguir en el gobierno, para lo cual le resulta imprescindible imponerse en las elecciones de 2009, lo que no pudo ocultar, como tampoco que están dispuestos a todo con tal de lograrlo.
2. La afirmación que hizo Calderón en El Noticiero de Canal 2 el lunes primero de que su peor momento en el ejercicio ilegítimo del cargo en estos años fue el avionazo de Mouriño, generó gran escándalo en los medios no porque se ignorara que no le importa lo que le pasa al pueblo de México, sino porque la derecha aún se sorprende de su ineptitud, como ha acontecido en todos los lamentos y lloriqueos del último mes.
3. El patrimonialismo del PAN en el ejercicio del gobierno no se distingue del que marcó los últimos años del PRI, salvo en una cuestión: la ideológica. El reclamo panista desde los años de Salinas era que el aparato estatal debería ser compartido entre priístas y panistas, y así desde el año 2000 los panistas y sus aliados han dispuesto de empleos y se han otorgado contratos y concesiones con las mismas prácticas corruptas del pasado, pero también han actuado siguiendo otro patrón de comportamiento: entregar enclaves estratégicos del aparato estatal a cuadros de la derecha surgidos no tan sólo del partido (insuficiente para ello), sino de las agrupaciones de El Yunque, de los grupos empresariales que controlan a Calderón y de las agrupaciones afines al clero católico conservador, y a esos intereses privados les urge que el PAN se imponga en 2009.
4. El nervioso activismo de Calderón en su semana de entrevistas, discursos y declaraciones, no pudo evitar, en consecuencia, que evidenciara su obsesión por las elecciones, y dejara entrever cuál es la estrategia gubernamental para tratar de imponer a Acción Nacional como fuerza mayoritaria en la Cámara de Diputados y lograr espacios significativos en el Distrito Federal a costas del PRD. Calderón no ocultó, si se leen sus múltiples declaraciones entre líneas, que la campaña panista, coordinada por su ex secretario particular César Nava, es para ellos un asunto prioritario de Estado como lo eran antaño las campañas priístas, que él va a meter las manos y que como en 2006 el gobierno va a utilizar los medios masivos de comunicación para ello, a pesar de la reforma electoral de 2007. El problema fundamental lo sigue constituyendo, sin embargo, el PRI, ya que el gobierno calderonista tratará de tener más fuerza que los priístas, pero sin afectar su “alianza estratégica”.
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