García Luna, jefe de criminales
ÁLVARO DELGADO
MEXICO, D.F., 15 de diciembre (apro).- Obtener la victoria en una guerra supone, además de la valentía de la tropa y el equipo bélico idóneo, contar con una sólida base social que sólo se obtiene cuando el comandante ha probado su integridad y aptitud para encabezar una lucha con fines encomiables.
Por eso la aventura a la que Felipe Calderón ha llevado a México tiene todos los signos de la derrota, y no por el reguero de miles de cadáveres por el territorio nacional --que de suyo es un signo macabro de fracaso--, sino porque los grupos criminales siguen tan vigentes como en diciembre de 2006, cuando inició una ocurrencia que jamás ha tenido pies ni cabeza.
Y siguen operando los principales carteles y capos del tráfico de drogas porque, al margen de la propaganda oficial y oficiosa, sigue vigente la colusión con quienes ejercen el poder político en México, Calderón en primerísimo lugar y después quienes él designó para --en teoría-- capturarlos y someterlos a juicio.
Al principio del sexenio, cuando esos mismos cómplices le recomendaron a Calderón declarar una "guerra" para compensar su condición ilegítima, era obvia la reserva sobre la autenticidad de la lucha y podía haber un poco de confianza si era capturado Joaquín El Chapo Guzmán, a quien Vicente Fox permitió fugarse con la peregrina idea de que, por los propios arreglos, los capos autorregularían la violencia.
A dos años del inicio de una gestión que no tiene más objetivos que evitar su caída y lucrar con los privilegios de la alta burocracia, no sólo no ha sido capturado El Chapo de Sinaloa, sino que se placea por donde le da la gana y sólo tiene cuidado para no ser sorprendido por los hermanos Beltrán Leyva, ahora sus rivales, no por la policía.
Más aún, muchos de quienes encomiaban a Calderón por supuestamente enfrentarse al narcotráfico, y hasta en la hipérbole le veían trazas de "valentía", ahora --ante las evidencias-- tienen claro el tamaño de la falacia y el apoyo que, hace dos años tuvo, se ha erosionado.
Y ha menguado esta base social, que es clave para la victoria, porque la sociedad no sólo ve que disminuya la inseguridad, sino que las complicidades son mucho más profundas que la captura de altos mandos policiacos, que pretende capitalizarse propagandísticamente con la "Operación Limpieza". Leer más
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