Consultor internacional en programas sociales.
@rghermosillo
La participación ciudadana requiere estar bien informada. A veces se
confunden las intenciones y los deseos con las posibilidades y las realidades.
A veces circulan informaciones erróneas que se difunden mucho gracias a las
redes sociales. Es el caso de un correo que propone lograr “anular el 20% de
los votos para que se anule la elección”.
Las razones y posibles efectos
del voto nulo son políticos. Quienes con seriedad proponen anular el voto como
protesta ante el deterioro del sistema político, lo hacen basados en los
potenciales efectos políticos de un alto índice de anulación. El tema se debate
con seriedad. Por ejemplo son atendibles los argumentos de José Antonio Crespo,
Sergio Aguayo, Alberto Serdán y otros analistas.
Sin embargo, quienes creen que si
se anula el 20% de los votos en una casilla, la casilla se anula; se equivocan.
En una “cadena” de correos electrónicos se dice que, 20% de votos nulos puede
tener el resultado de lograr la anulación de la elección (en un distrito, en un
estado, en el país). Esto es incorrecto. No existe esa causal de nulidad.
Aunque el 99% de los votos de una casilla fueran nulos, la casilla y los votos
que ahí se depositen —aunque sea uno— serían válidos.
La confusión a veces es bien
intencionada. Puede surgir al leer algunos artículos de la Ley General del
Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral. En su título sexto se
establecen las nulidades. En los artículos 76, 77 y 77 bis se establece que,
cuando en el 20% de las casillas se dan los casos de nulidad del artículo 75,
la elección respectiva se anula.
Sin embargo, en el artículo 75 de
la ley, en ningún lugar señala como posible causal de nulidad el número de
votos nulos emitidos. Tampoco considera el número de votos emitidos. Con lo
cual tampoco la abstención, así fuera cercana al 100%, sería causal de
anulación.
La violencia sí puede causar la
anulación de una elección. En el mencionado artículo 75, se incluyen como
causales de nulidad, “ejercer violencia física o presión sobre los miembros de
la mesa directiva o sobre los electores”, o “impedir, sin causa justificada, el
ejercicio del derecho al voto a los ciudadanos”, en todos los casos, se dice
“siempre y cuando estos hechos sean determinantes para el resultado de la
votación”. Hay que prevenir ese riesgo.
La participación ciudadana es
indispensable para salir de la crisis de fondo que estamos viviendo. La
violencia no puede ser la opción. La solución es más y mejor democracia.
Necesitamos construir una democracia con rendición de cuentas, con aplicación
de la ley, con respeto a los derechos humanos.
Quienes proponen seriamente
anular la elección como protesta, buscan mejorar la democracia. Aun sin
coincidir se puede reconocer que es una opción aceptable y lógica. Pero debe
quedar claro que no tiene efecto jurídico.
Lo importante es subrayar que la
participación ciudadana debe ir más allá del voto. Hay que encontrar nuevas
formas de organización y de incidencia en la vida pública. Si no hay opciones
electorales habrá que construirlas. Y, además, hay que buscar otras vías
institucionales de exigibilidad de los derechos y de construcción de
alternativas sociales, económicas y políticas para lograr una democracia con
resultados para la gente.
La realidad del voto nulo
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