El entendimiento
Luis Javier Garrido
El gobierno de facto calderonista, ya de plano a la deriva, y aun ante el desastre que vive el país agravado por las inundaciones sin precedente en varios estados, está buscando acelerar los tiempos electorales y se ha lanzado a una precampaña adelantada que no hace sino agravar el crítico escenario.
1. Mientras el desastre en todos los órdenes se agrava en México, el gobierno calderonista está empeñado en anteponer en todos los órdenes sus ambiciones por perpetuarse en 2012, y así está aconteciendo con la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, con el apoyo a los damnificados de los siniestros, con las concesiones de la SCT para servicios de telecomunicaciones, con su lucha contra el SME y la clase trabajadora, o con los recursos petroleros entregados cada vez más ilegalmente a las trasnacionales. De ahí que ante el hecho de que el PRI halla pintado su raya, a Calderón le sea cada vez más importante su alianza con la cúpula del PRD.
2. La actual dirigencia perredista no oculta ya a su vez que el objetivo fundamental de su alianza con el gobierno panista es el de tener una convergencia común en 2012, a fin de mantener las actuales estructuras de poder en México: en primer lugar tratando de ayudar a Calderón a cerrarle el camino a Andrés Manuel López Obrador, como hace seis años lo hicieran Fox y Salinas, en particular porque tras el trabajo de organización sin precedente que éste ha realizado a lo largo de los últimos cuatro años, aparece una vez más como el candidato a vencer, y luego contribuyendo con el grupo calderonista a tratar de frenar al que será el casi seguro abanderado del PRI, el gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto, todo ello con la pretensión de que las fuerzas tricolores se subordinen a la pretensión de Calderón de que la silla presidencial siga siendo para un panista, y de que le reconozcan el derecho no escrito de poder decidir quién va a ser su sucesor, como era el caso en los años del PRI.
3. El senador perredista Carlos Navarrete, quien pretendía en el pasado que las alianzas electorales PAN-PRD tenían como objetivo terminar con los caciquismos locales en México (y de paso fortalecer el presidencialismo), ahora se está lanzando de manera más abierta como sus compañeros chuchos contra López Obrador, y no niega ya que dichas alianzas sean también contra el PRI. Si no se someten los perredistas al PAN, advirtió trémulo el miércoles 29 en El Noticiero de Televisa, nada podrá impedir ya el triunfo del PRI en el estado de México el año que viene, y que se tienda desde ahora una alfombra roja desde Atlacomulco hasta Los Pinos para 2012.
4. La historia tiene, como se sabe, sus repeticiones, y el hecho de que Felipe Calderón, aún habiendo llegado a Los Pinos por la vía fraudulenta quiera ahora, tras su fracaso estrepitoso en el cargo, imponerle al país un sucesor, como en la que se creía época de oro del PRI, le da ahora al escenario político mexicano los tintes de una farsa, si no es porque todo esto acontece cuando se agrava en México un escenario de crisis económica y social pocas veces visto.
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