La consulta va, a pesar del boicot del gobierno, de empresarios y medios de (des)información
Pedro Echeverría V.
1. En México, los enemigos de la consulta realizada el pasado domingo han lanzado sus venenosos dardos: se critica que la primera fase de la consulta nacional sobre la reforma energética no alcanzó las expectativas de sus organizadores, quienes esperaban por lo menos un millón 300 mil votos en el DF. Se sataniza a Manuel Camacho, coordinador nacional de la consulta, por culpar al gobierno federal y al PAN de haber inhibido la participación ciudadana. Señaló Camacho: “Si hubiéramos tenido más recursos y si el PAN y el gobierno federal no hubieran utilizado los medios para desacreditar la consulta, la votación se hubiera duplicado… Si no tienes acceso a la televisión y ahí te están diciendo todo el tiempo que va a ser una consulta sesgada, partidista, sucia, pues mucha gente se inhibe, sobre todo si es un partido político el que la estaba llevando, entonces mucha gente que pensaba ir a votar, no lo hizo”.
2. Se dijo que en los otros estados donde se realizó la consulta se notó baja participación; que en donde el PRD no gobierna (como San Luis Potosí) sólo la capital del estado tuvo participación. En fin, que sólo se depositaron en total un millón y medio de votos. En México el gobierno, el PAN y el PRI, los empresarios, la radio y la televisión, junto con los más altos dignatarios de la Iglesia, defienden los mismos intereses, juegan en el mismo campo de quienes controlan el capital y las riquezas. Juntos han buscado, durante años la privatización del petróleo, de la electricidad, de las instituciones de salud, de la educación, de la misma manera en que privatizaron a partir de 1982 tierras, bancos, teléfonos, pensiones, transporte, Conasupo, ferrocarriles, etcétera. La entrega a manos privadas del petróleo, para el gobierno de Calderón es una necesidad, un compromiso de campaña con empresarios nacionales y extranjeros.
3. Esa entrega no es un simple capricho PAN/PRI, es una obligación del gobierno panista de México para poder obtener préstamos y apoyos militares en EEUU tal como la llamada “Iniciativa Mérida”. Si esos recursos no se privatizan el gobierno de Bush podría hacer perder votos duros a su candidato presidencial. ¿O, puede acaso separarse la enorme riqueza estratégica que representa el petróleo mexicano en la estrategia político/militar de Bush en este momento electoral? Para la izquierda y demás sectores del pueblo, salvar el petróleo, ante la evidente amenaza de privatización por el gobierno de Calderón y los legisladores del PAN/PRI, es una tarea prioritaria. Por ahora hay que llevar la consulta al pueblo e impulsarla hasta sus últimas consecuencias, pero eso no basta; las campañas calumniosas de sus enemigos parecen estarla bloqueando con mucha efectividad. Los medios están muy complacidos por lo que llaman “fracaso”. Sigue leyendo
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