28 de Octubre de 2008
Será el Legislativo cómplice de la entrega de nuestro territorio, si no incorpora a la reforma petrolera una prohibición expresa de entregar bloques en exclusiva, afirma López Obrador
* Discurso del Presidente Legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, en la reunión que sostuvo con integrantes de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados y coordinadores de las fracciones parlamentarias del PRD, PT y Convergencia, en el Palacio Legislativo de San Lázaro.
Diputado César Duarte Jáquez,
Presidente de la Mesa Directiva de la
Cámara de Diputados.
Diputadas y diputados.
Pueblo de México:
Como hemos venido diciendo, y todos sabemos, estamos librando la lucha por la defensa del petróleo en medio de una tremenda crisis económica y de descomposición social.
En primer término, es indispensable saber qué nos llevó a esta debacle que afecta todos los órdenes de la vida pública: en lo político, lo económico, lo social, lo cultural y, desde luego, la pérdida de valores morales.
Como lo hemos dicho en otras ocasiones, la crisis de México viene de tiempo atrás, pero se ha profundizado desde el inicio de la década de los ochenta, cuando un grupo de potentados, sintiéndose dueños del mundo, ordenó a sus técnicos y a sus políticos, diseñar y aplicar un modelo que les permitiera apoderarse por completo de los estados nacionales, de los recursos naturales y de los bienes de la inmensa mayoría de los seres humanos.
Para ello, los ideólogos de la derecha inventaron una serie de recetas y recomendaciones que, machaconamente, con el apoyo de los medios de comunicación, fueron imponiendo en la mente de millones de personas para tratar de justificar su política de pillaje.
Así, divulgaron y convirtieron en dogmas, criterios como el de la dictadura del mercado; llegaron a proclamar el fin de la historia; la desregulación por completo de la economía y del sistema financiero; hicieron de las privatizaciones la panacea; la utilización del Estado sólo para proteger y rescatar a las minorías privilegiadas, y la contención salarial y la cancelación de la seguridad social.
También postulaban, y siguen sosteniendo, que el nacionalismo económico es una expresión retrógrada que debía desaparecer; que la soberanía nacional es un concepto caduco que estaba superado y en vías de disolución; que los potentados y los tecnócratas no son corruptos; que el capital internacional es la solución; que debía predominar lo económico sobre lo político y lo social; que debían bajarse los impuestos a los de arriba y cobrar más a los de abajo; que el Estado abandonara su responsabilidad social y que, automáticamente, si le iba muy bien a los de arriba, les iría bien a los de abajo; que si llovía fuerte arriba, goteaba abajo, como si la riqueza en sí misma fuese permeable o contagiosa.
Con todos estos llamados “paradigmas”, que no son más que una retacería de mentiras sin fundamento teórico ni científico, los barones del dinero y sus ideólogos llegaron a imponer el orden del día, la agenda, las llamadas “reformas estructurales”, los marcos legales y las políticas de los gobiernos, haciendo a un lado o sometiendo a los poderes públicos nacionales e internacionales.
En el caso de México, estas políticas fueron secundadas y llevadas a la práctica por un grupo de traficantes de influencias, especuladores, banqueros y políticos corruptos.
Aquí no sólo se adoptaron todos estos dogmas de manera ortodoxa, sino que se utilizaron como parapeto para llevar a cabo el peor saqueo de las riquezas y de los bienes de la nación que se haya registrado en toda la historia de nuestro país.
A esta política de pillaje se debe la actual tragedia nacional. El saldo ha sido devastador. Hoy México es un país en ruinas, cuyo extraordinario pueblo ha sido condenado a la sobrevivencia. Leer discurso completo de AMLO aquí
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