Realidad de la resistencia civil
La masiva concentración realizada ayer por el movimiento de resistencia civil en el Zócalo capitalino –sin llegar a las dimensiones que alcanzaron las concentraciones electorales y poselectorales en torno a la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador– mostró que la oposición cívica de izquierda al presente régimen se mantiene viva, vigente y articulada. Ciertamente, en el frente interno, esa resistencia se ha visto obstaculizada por los disensos en el Frente Amplio Progresista (FAP), las luchas por el poder en el Partido de
El afán de presentar a la resistencia civil como un pequeño grupo de alborotadores y chiflados es continuación de las campañas de lodo lanzadas el año pasado desde
Es precisamente de las realidades que desmienten el discurso oficial, de lo que se nutre una oposición social que supera a partidos, sindicatos y a otras formas de organización tradicional y que, año y medio después de haber sufrido una derrota electoral sembrada de dudas y de sospechas, sigue llenando plazas y convocando a centenares de miles de ciudadanos: en lo que va del gobierno calderonista la seguridad pública no ha mejorado de manera perceptible, pero sí han empeorado la situación del agro, el retroceso salarial, la calidad de vida de las mayorías, los servicios públicos, el cinismo de la alta burocracia gubernamental, la erosión de las instituciones, el desbarajuste de las cuentas públicas, la desigualdad exasperante, el saqueo de Pemex, el desmantelamiento de la industria energética en general –preludio a un enésimo intento por entregarla a intereses privados, probablemente extranjeros– y el uso faccioso e inescrupuloso de los puestos de representación popular.
Lejos quedaron los propósitos del entonces candidato Felipe Calderón de “rebasar por la izquierda” a su rival perredista. Este primer año de la administración calderonista se le ha ido al Ejecutivo federal en el pago de facturas y favores políticos. El país ha vivido la profundización de la estrategia neoliberal, el avance del proyecto político autoritario de la reacción y la consecución de una lógica gubernamental que alienta la concentración de la riqueza, multiplica y ahonda la pobreza, antepone los intereses privados a los públicos y debilita la soberanía nacional. Leer editorial completo
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