¿Por qué anda suelto?
Es profundamente indignante la tolerancia de los mexicanos a los criminales. Carlos Salinas de Gortari no es un ex funcionario común de expediente limpio y trayectoria política ejemplar como para retar a debate sobre el mejor camino para el país. Da vergüenza la indolencia mexicana ante tanto asesinato y saqueo que encabezó su gobierno, por cualquier distracción mediática. Da vergüenza que los mexicanos de todos los estratos acepten y escuchen sus palabras como si no fuera quien es. Da vergüenzaque los medios hagan eco de la arrogancia y cinismo de Salinas de Gortari, cuando debería de estar en completo silencio dentro de una cárcel, ignorado por todos.
¿Cómo puede ser posible que México no tenga memoria? Sobre Salinas pesan peculado, complicidad con su hermano Raúl en narcotráfico y lavado de dinero, tráfico de influencias, represión a opositores, magnicidios, desaparición de activistas, tortura y muerte de más de 300 miembros del PRD de entonces. Pesan las alianzas de ex gobernadores que cometieron los mismos crímenes, quizá a menor escala, como fue el exgobernador de Morelos, Jorge carrillo Olea, quien hoy vuelve a la palestra pública con la aspiración de ser nuevamente gobernador, ahora del Distrito Federal.
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