Luis Javier Garrido
El descaro
La entrega del petróleo de México a las corporaciones trasnacionales, que es el objetivo de las iniciativas del gobierno de facto, como lo aceptan ya con descaro muchos panistas, conduciría a un desastre económico y social sin precedente, si no a una liquidación del Estado nacional, y esto apenas algunos lo están comprendiendo.
1. México se halla al borde de la mayor crisis política que haya enfrentado desde la terminación de la fase armada de la Revolución Mexicana en este segundo año del gobierno de facto de Felipe Calderón, no nada más por el fracaso absoluto de las políticas neoliberales que, entre otras cosas, condujeron al desmantelamiento de organismos públicos y al remate de la mayor parte de las empresas del Estado, produciendo un desastre económico sin parangón en el país (no obstante lo cual se quiere ahora entregar también la industria petrolera mexicana al capital trasnacional), sino también por todo un cúmulo de políticas irracionales llevadas a cabo por el gobierno de facto, que muy difícilmente pueden entenderse sólo como consecuencia de la ineptitud de los panistas.
2. Las últimas iniciativas del gobierno espurio no dejan lugar a dudas: el país está siendo llevado al caos de manera deliberada, por una decisión de las fuerzas trasnacionales que lo manejan cada vez más abiertamente, y que han encontrado en él a su más dúctil servidor.
3. México está siendo llevado a una situación de caos en su organización política y en su vida social de manera consciente y sistemática para crear un contexto similar al de Colombia, a fin de hacerlo un espacio fácil para los intereses estadunidenses que buscan apoderarse ya de manera abierta y sin restricciones de nuestros inmensos recursos estratégicos. Y se está haciendo por toda una serie de decisiones irracionales que no parecen tener más objetivo que el de generar un escenario político y social de desastre en el que estiman su “patio trasero”, conforme al diseño de los teóricos del neoliberalismo, que de Hayek a Friedman han preconizado devastar socialmente al país al que se le quiere imponer plenamente el modelo neoliberal.
4. Las acciones del Ejército en las ciudades del norte no han logrado lo que buscaba Calderón, que era legitimarse en el cargo, ni mucho menos reordenar el mercado en función de los intereses del salinismo y el panismo, pero sí ha logrado su propósito latente y fundamental: el que buscaban los poderes trasnacionales de crear un escenario de caos, con miles de muertos, una burocracia gubernamental cada vez más inmersa en la corrupción y un Ejército dividiéndose por las deserciones, pues cada día que lucha en las calles contra sus desertores pasados a las filas del narco, hay más desertores y la colombianización se acentúa. Sigue leyendo
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