noviembre 29, 2010
noviembre 26, 2010
La disputa
La disputa
Luis Javier Garrido
La acre disputa entre el gobierno de facto de Felipe Calderón y el PRI por el 2012 ha ahondado a lo largo de 2010 la crisis económica y financiera del país y está poniendo una vez más en evidencia el hecho vergonzoso de que las instituciones de la República no son otra cosa que un botín de dos facciones de los intereses mafiosos en el poder, y sobre todo que ninguno de los dos bandos tiene nada que ofrecer a los mexicanos.
1. ¿A qué se debe entonces esta querella, que muchos se niegan a comprender, entre quienes parecían estar condenados a ser aliados permanentes?
2. El pleito ha arreciado porque desde que en su “ponencia” al festejarse los 20 años del IFE Salinas reclamó el 12 de octubre a los panistas que en vistas a las próximas elecciones se respetara el principio de “la alternancia”, pero “de ida y vuelta”, como había sido pactado en los 80 por su gobierno con los panistas (para los que creó las condiciones que les permitieron compartir el poder del Estado), y al responderle Calderón se ha olvidado de que llegó de manera ilegítima a la silla presidencial gracias a Salinas, quien ayudó a Fox a orquestar el fraude, y ha ido extremando un discurso maniqueo. En el futuro no puede ya gobernarse “ni desde el autoritarismo ni desde la dictadura” como en el pasado, dijo por ejemplo referiéndose a los gobiernos priístas al entregar el 24 los premios nacionales de 2010 a académicos de la derecha (para seguir festejando seguramente la Revolución Mexicana).
3. La propuesta del PRI fue empero enunciada una vez más por Carlos Salinas de Gortari, como jefe nato del Institucional, al participar ese mismo miércoles 24 en un acto del Grupo Bursátil Mexicano Casa de Bolsa (GBM), y pretender que ellos no siguen el modelo neoliberal. En el debate público, según Salinas, existen dos propuestas “no muy clarificadas”: la del “neoliberalismo” (que sería la del PAN) y la del “neopopulismo” (que sería la del PRI y que en sus libros solía llamar “de la democracia social”), para no hablar, agregó, de la del que llamó “el innombrable”, aludiendo con su propio mote a Andrés Manuel López Obrador, que, dijo, “anda promoviendo su otra opción”, refiriéndose al proyecto alternativo de nación de su movimiento. Luego de respaldar sibilinamente la supuesta “guerra contra el narco” de Calderón, Salinas se tiró a fondo y subrayó el desastre en el que los panistas han convertido a la economía mexicana pues, a pesar de haber recibido casi 100 mil millones de dólares por las exportaciones de crudo, el producto interno bruto tuvo un desempeño “inferior al de Haití” y la economía mexicana tuvo en 2009 “su caída más severa en ocho décadas”, concluyendo que la inseguridad y la violencia son consecuencia de la miseria de los grupos más desamparados de la población.
Luis Javier Garrido
La acre disputa entre el gobierno de facto de Felipe Calderón y el PRI por el 2012 ha ahondado a lo largo de 2010 la crisis económica y financiera del país y está poniendo una vez más en evidencia el hecho vergonzoso de que las instituciones de la República no son otra cosa que un botín de dos facciones de los intereses mafiosos en el poder, y sobre todo que ninguno de los dos bandos tiene nada que ofrecer a los mexicanos.
1. ¿A qué se debe entonces esta querella, que muchos se niegan a comprender, entre quienes parecían estar condenados a ser aliados permanentes?
2. El pleito ha arreciado porque desde que en su “ponencia” al festejarse los 20 años del IFE Salinas reclamó el 12 de octubre a los panistas que en vistas a las próximas elecciones se respetara el principio de “la alternancia”, pero “de ida y vuelta”, como había sido pactado en los 80 por su gobierno con los panistas (para los que creó las condiciones que les permitieron compartir el poder del Estado), y al responderle Calderón se ha olvidado de que llegó de manera ilegítima a la silla presidencial gracias a Salinas, quien ayudó a Fox a orquestar el fraude, y ha ido extremando un discurso maniqueo. En el futuro no puede ya gobernarse “ni desde el autoritarismo ni desde la dictadura” como en el pasado, dijo por ejemplo referiéndose a los gobiernos priístas al entregar el 24 los premios nacionales de 2010 a académicos de la derecha (para seguir festejando seguramente la Revolución Mexicana).
3. La propuesta del PRI fue empero enunciada una vez más por Carlos Salinas de Gortari, como jefe nato del Institucional, al participar ese mismo miércoles 24 en un acto del Grupo Bursátil Mexicano Casa de Bolsa (GBM), y pretender que ellos no siguen el modelo neoliberal. En el debate público, según Salinas, existen dos propuestas “no muy clarificadas”: la del “neoliberalismo” (que sería la del PAN) y la del “neopopulismo” (que sería la del PRI y que en sus libros solía llamar “de la democracia social”), para no hablar, agregó, de la del que llamó “el innombrable”, aludiendo con su propio mote a Andrés Manuel López Obrador, que, dijo, “anda promoviendo su otra opción”, refiriéndose al proyecto alternativo de nación de su movimiento. Luego de respaldar sibilinamente la supuesta “guerra contra el narco” de Calderón, Salinas se tiró a fondo y subrayó el desastre en el que los panistas han convertido a la economía mexicana pues, a pesar de haber recibido casi 100 mil millones de dólares por las exportaciones de crudo, el producto interno bruto tuvo un desempeño “inferior al de Haití” y la economía mexicana tuvo en 2009 “su caída más severa en ocho décadas”, concluyendo que la inseguridad y la violencia son consecuencia de la miseria de los grupos más desamparados de la población.
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4. La desorientación absoluta de la administración de Barack H. Obama en este último año sobre México no ha hecho en este contexto más que agravar la crisis mexicana, pues las continuas declaraciones contradictorias de los principales funcionarios estadunidenses sobre nuestro país, descalificándolo a todos los niveles, no dejan de impactar de manera negativa a la política interna. Los principales responsables del gobierno obamita, que manejan a trompicones su relación con México, han tardado en darse cuenta de que la intención de Bush de tratar de doblegar por completo al gobierno panista con la estrategia de la “colombianización” preconizada por los halcones del Pentágono y acogida con entusiasmo por el PAN no iba a tardar en revertirse contra ellos, como en los hechos está pasando, y que en vez de tener mayor seguridad al instaurar un escenario de violencia con un protectorado al sur de su frontera –no un Estado libre y soberano–, lo que lograrían sería generar mayor inseguridad de ambos lados de la frontera, como ha ido aconteciendo.
5. El activismo del embajador estadunidense Carlos Pascual, aferrado aún a las tesis de los halcones de Bush y a la confusa línea ultraderechista de Hillary Clinton al frente del Departamento de Estado, ha resultado en extremo desafortunado. Aceptadas sus intervenciones por el débil gobierno calderoniano (que está echando por los suelos la política internacional de México), se está haciendo eco de la tesis descabellada de que todos los partidos, salvo el PAN, son la expresión “del mal”, y el mismo miércoles 24 tras entregar al gobierno unos helicópteros Black Hawk denunciaba molesto las críticas a Calderón asumiendo que son al gobierno estadunidense que dirige ya en los hechos la política interior de México con el pretexto de que está implementando la Iniciativa Mérida.
6. El PRI, en esta mira, ha avalado durante años las políticas antinacionales de Calderón y de su gente, colaborando a la militarización y al desmantelamiento de la nación, y así hace días avaló el Presupuesto de Egresos para 2011, a pesar del recorte brutal al campo y a la educación pública que se hace en éste, y le dio las espaldas a la Revolución Mexicana, que una vez sustentó su ideología, aceptando las patéticas fiestas del centenario en 2010, pero ahora se endurece al acercarse el 2012.
7. La decisión de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados de posponer para 2011, acaso hasta agosto, la designación de los tres integrantes del Consejo General del IFE que debió haber hecho a más tardar en octubre pasado, incumpliendo así el mandato constitucional, no es nada más consecuencia del pésimo manejo del proceso de designación a cargo del diputado panista Javier Corral, de los vetos tanto de Los Pinos como del CEN del PRI a las propuestas de sus contrapartes pretendiendo agandallarse dos de las tres posiciones, de la insistencia priísta en que una de éstas sea para Televisa (con la hermana de Leopoldo Gómez), con lo que este poder fáctico se erigiría en árbitro del proceso, sino de algo más profundo: la disputa entre el PRI y Calderón sobre quién va a imponer al próximo presidente de México y que necesita para ello manejar a su antojo el IFE y el proceso de 2012.
8. La disputa por el IFE no es un asunto menor pues evidencia una vez más lo que ya se sabe: que hay otra disputa más profunda, que es desenfrenada y que es por la nación: entre la mafia salinista y la mafia yunquista-calderonista, que busca independizarse de aquélla. Nadie puede creer tras esta violenta pérdida de las formas en las instituciones actuales, en el IFE, en la imaginaria “democracia mexicana” o en que va a ser limpio el proceso de 2012.
9. La posposición se hace para que pueda negociarse todo de mejor manera, pretendiendo algunos que sea tras las elecciones locales de julio en el estado de México, en la expectativa de que PRI y PAN puedan ir de la mano en 2012 (como ha sido el caso desde 1988) para poder enfrentar con posibilidades de triunfo a López Obrador. De imponerse la lógica blanquiazul, Salinas aún puede postular a Beltrones o a Fidel Herrera, y de imponerse Salinas, Calderón tiene a mano a muchos posibles candidatos comparsas, empezando por Josefina y por Lujambio, para sumarse de manera soterrada a la candidatura de Peña Nieto, como quería Diego, hoy aún misteriosamente desaparecido.
10. El PAN y el PRI no tienen en cualquier caso un proyecto que pueda beneficiar al pueblo mexicano. No son portadores más que del voraz afán de unos cuantos corruptos por seguir prevaleciendo sobre los derechos de la nación y de los mexicanos.
4. La desorientación absoluta de la administración de Barack H. Obama en este último año sobre México no ha hecho en este contexto más que agravar la crisis mexicana, pues las continuas declaraciones contradictorias de los principales funcionarios estadunidenses sobre nuestro país, descalificándolo a todos los niveles, no dejan de impactar de manera negativa a la política interna. Los principales responsables del gobierno obamita, que manejan a trompicones su relación con México, han tardado en darse cuenta de que la intención de Bush de tratar de doblegar por completo al gobierno panista con la estrategia de la “colombianización” preconizada por los halcones del Pentágono y acogida con entusiasmo por el PAN no iba a tardar en revertirse contra ellos, como en los hechos está pasando, y que en vez de tener mayor seguridad al instaurar un escenario de violencia con un protectorado al sur de su frontera –no un Estado libre y soberano–, lo que lograrían sería generar mayor inseguridad de ambos lados de la frontera, como ha ido aconteciendo.
5. El activismo del embajador estadunidense Carlos Pascual, aferrado aún a las tesis de los halcones de Bush y a la confusa línea ultraderechista de Hillary Clinton al frente del Departamento de Estado, ha resultado en extremo desafortunado. Aceptadas sus intervenciones por el débil gobierno calderoniano (que está echando por los suelos la política internacional de México), se está haciendo eco de la tesis descabellada de que todos los partidos, salvo el PAN, son la expresión “del mal”, y el mismo miércoles 24 tras entregar al gobierno unos helicópteros Black Hawk denunciaba molesto las críticas a Calderón asumiendo que son al gobierno estadunidense que dirige ya en los hechos la política interior de México con el pretexto de que está implementando la Iniciativa Mérida.
6. El PRI, en esta mira, ha avalado durante años las políticas antinacionales de Calderón y de su gente, colaborando a la militarización y al desmantelamiento de la nación, y así hace días avaló el Presupuesto de Egresos para 2011, a pesar del recorte brutal al campo y a la educación pública que se hace en éste, y le dio las espaldas a la Revolución Mexicana, que una vez sustentó su ideología, aceptando las patéticas fiestas del centenario en 2010, pero ahora se endurece al acercarse el 2012.
7. La decisión de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados de posponer para 2011, acaso hasta agosto, la designación de los tres integrantes del Consejo General del IFE que debió haber hecho a más tardar en octubre pasado, incumpliendo así el mandato constitucional, no es nada más consecuencia del pésimo manejo del proceso de designación a cargo del diputado panista Javier Corral, de los vetos tanto de Los Pinos como del CEN del PRI a las propuestas de sus contrapartes pretendiendo agandallarse dos de las tres posiciones, de la insistencia priísta en que una de éstas sea para Televisa (con la hermana de Leopoldo Gómez), con lo que este poder fáctico se erigiría en árbitro del proceso, sino de algo más profundo: la disputa entre el PRI y Calderón sobre quién va a imponer al próximo presidente de México y que necesita para ello manejar a su antojo el IFE y el proceso de 2012.
8. La disputa por el IFE no es un asunto menor pues evidencia una vez más lo que ya se sabe: que hay otra disputa más profunda, que es desenfrenada y que es por la nación: entre la mafia salinista y la mafia yunquista-calderonista, que busca independizarse de aquélla. Nadie puede creer tras esta violenta pérdida de las formas en las instituciones actuales, en el IFE, en la imaginaria “democracia mexicana” o en que va a ser limpio el proceso de 2012.
9. La posposición se hace para que pueda negociarse todo de mejor manera, pretendiendo algunos que sea tras las elecciones locales de julio en el estado de México, en la expectativa de que PRI y PAN puedan ir de la mano en 2012 (como ha sido el caso desde 1988) para poder enfrentar con posibilidades de triunfo a López Obrador. De imponerse la lógica blanquiazul, Salinas aún puede postular a Beltrones o a Fidel Herrera, y de imponerse Salinas, Calderón tiene a mano a muchos posibles candidatos comparsas, empezando por Josefina y por Lujambio, para sumarse de manera soterrada a la candidatura de Peña Nieto, como quería Diego, hoy aún misteriosamente desaparecido.
10. El PAN y el PRI no tienen en cualquier caso un proyecto que pueda beneficiar al pueblo mexicano. No son portadores más que del voraz afán de unos cuantos corruptos por seguir prevaleciendo sobre los derechos de la nación y de los mexicanos.
noviembre 25, 2010
MVS Radio: Aristegui entrevista a López Obrador
PAN y PRI son lo mismo por eso nos oponemos a las alianzas: AMLO
noviembre 24, 2010
noviembre 22, 2010
noviembre 21, 2010
Llama AMLO a una insurgencia cívica
Mensaje del presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, durante el acto conmemorativo por el cuarto año de la constitución del Gobierno Legítimo de México y el Centenario del inicio de la Revolución Mexicana
noviembre 20, 2010
noviembre 19, 2010
El centenario
El centenario
Luis Javier Garrido
El centenario del inicio de la Revolución de 1910 no lo puede moralmente festejar en México un gobierno de extrema derecha, que está culminando el desmantelamiento del legado histórico del movimiento popular iniciado hace 100 años.
1. La paradoja de los llamados festejos del centenario de 2010 es que quienes hoy gobiernan son los representantes de aquellos grupos que a lo largo del último siglo se opusieron a los logros del movimiento armado de 1910, y que lo único que pueden festejar es precisamente lo contrario: el hecho de que en los últimos 25 años han logrado desmantelar muchas de las principales conquistas del movimiento armado e instaurar un poder de facto que sirve en lo esencial a intereses del exterior.
2. El Partido Acción Nacional, en el poder, fue creado en 1939, precisamente para luchar contra los postulados de la Revolución: el reparto de la tierra, la expropiación del petróleo, el reconocimiento de los derechos sociales, el nacionalismo económico y la intervención del Estado en la economía, medidas que los gobiernos tecnocráticos del PRI empezaron a revertir desde los años 80, lo que propició que los panistas se identificaran y aliaran con éstos, en el objetivo común de culminar este proceso.
3. No debe sorprender, por lo mismo, el hecho de que las fiestas del centenario de 2010 le hayan permitido al gobierno de facto, en una explosión de cinismo, reducir el festejo oficial del 20 de noviembre a un desfile militar de carácter folklórico-militar y a actos de carácter musical, que no logran ocultar que el verdadero festejo de la contrarrevolución hecha gobierno sea que en este 2010 se esté profundizando el desmantelamiento, en nombre de la ideología neoliberal, de los principales logros de la Revolución plasmados en la Constitución de 1917.
4. La extrema derecha que llegó al poder por asalto en México en 2006, no solamente redujo el festejo conmemorativo del 20 de noviembre a su mínima expresión, sino que ha utilizado el centenario como pretexto para lanzar una rencorosa campaña de desinformación tratando de tergiversar la historia para denostar en los medios tanto a la Revolución como a sus hombres, calificándola a través de académicos y periodistas que le sirven como “un proceso lamentable que condujo al país al atraso”, “un experimento fallido” y “un mito”, aseverando, entre otras cosas, que sus actores centrales, salvo Madero, al que reivindican los panistas, fueron corruptos y asesinos, y que más vale olvidarse de todos esos años.
Luis Javier Garrido
El centenario del inicio de la Revolución de 1910 no lo puede moralmente festejar en México un gobierno de extrema derecha, que está culminando el desmantelamiento del legado histórico del movimiento popular iniciado hace 100 años.
1. La paradoja de los llamados festejos del centenario de 2010 es que quienes hoy gobiernan son los representantes de aquellos grupos que a lo largo del último siglo se opusieron a los logros del movimiento armado de 1910, y que lo único que pueden festejar es precisamente lo contrario: el hecho de que en los últimos 25 años han logrado desmantelar muchas de las principales conquistas del movimiento armado e instaurar un poder de facto que sirve en lo esencial a intereses del exterior.
2. El Partido Acción Nacional, en el poder, fue creado en 1939, precisamente para luchar contra los postulados de la Revolución: el reparto de la tierra, la expropiación del petróleo, el reconocimiento de los derechos sociales, el nacionalismo económico y la intervención del Estado en la economía, medidas que los gobiernos tecnocráticos del PRI empezaron a revertir desde los años 80, lo que propició que los panistas se identificaran y aliaran con éstos, en el objetivo común de culminar este proceso.
3. No debe sorprender, por lo mismo, el hecho de que las fiestas del centenario de 2010 le hayan permitido al gobierno de facto, en una explosión de cinismo, reducir el festejo oficial del 20 de noviembre a un desfile militar de carácter folklórico-militar y a actos de carácter musical, que no logran ocultar que el verdadero festejo de la contrarrevolución hecha gobierno sea que en este 2010 se esté profundizando el desmantelamiento, en nombre de la ideología neoliberal, de los principales logros de la Revolución plasmados en la Constitución de 1917.
4. La extrema derecha que llegó al poder por asalto en México en 2006, no solamente redujo el festejo conmemorativo del 20 de noviembre a su mínima expresión, sino que ha utilizado el centenario como pretexto para lanzar una rencorosa campaña de desinformación tratando de tergiversar la historia para denostar en los medios tanto a la Revolución como a sus hombres, calificándola a través de académicos y periodistas que le sirven como “un proceso lamentable que condujo al país al atraso”, “un experimento fallido” y “un mito”, aseverando, entre otras cosas, que sus actores centrales, salvo Madero, al que reivindican los panistas, fueron corruptos y asesinos, y que más vale olvidarse de todos esos años.
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5. La labor propagandística del gobierno ha llegado en sus excesos a identificar a la Revolución con el régimen de partido de Estado establecido en 1929, con objetivos inmediatistas de política electoral. Al describir al proceso revolucionario como una simple secuela de violencia y corrupción y hacer la amalgama Revolución Mexicana=PRI, lo que ha buscado es descalificar a los priístas, que han sido sus aliados, y a los perredistas, a los que ahora se alía, como emisarios del pasado.
6. Los festejos han puesto en evidencia también a las fuerzas armadas, que involucradas por el gobierno en una tarea policiaca que la Constitución les prohíbe asumir, han aceptado subordinarse a agencias estadunidenses en una supuesta lucha contra el narcotráfico, comprometiendo la soberanía nacional y la independencia del país, que fueron principios centrales de la Revolución.
7. La Revolución que el pueblo de nuestro país guarda entrañablemente en su memoria histórica, y que ha constituido un referente fundamental para todos los pueblos de América Latina, está más allá de la lucha de facciones que aparece inevitablemente en todo proceso revolucionario, y de las virtudes y defectos de los principales actores políticos, pues fue un momento histórico único, en el que el pueblo se erigió como actor fundamental de su propio destino.
8. Los hombres “de la Revolución” no son todos condenables como quieren los panistas, y en el contexto de la violencia revolucionaria que se dio en esos años, muchas figuras seguirán siendo referente fundamental para las luchas futuras del pueblo, cada uno desde su propia dimensión, y al lado de Francisco I. Madero, seguirán estando muy en alto los nombres de Ricardo Flores Magón, de Emiliano Zapata, de Francisco Villa, de Lázaro Cárdenas y de muchos otros.
9. Las comparaciones históricas son siempre aleccionadoras y el régimen de Porfirio Díaz, que condujo al estallido de la Revolución Mexicana, no puede compararse en sus excesos despóticos y antinacionales al régimen despótico y antinacional de la actual mafia en el poder, que no se ha dado aún cuenta de que no podrá seguir impunemente pisoteando los derechos del pueblo y de la nación.
10. Los mexicanos siguen sintiendo y entendiendo, a pesar de los panistas, el valor del proceso revolucionario de 1910, que va a continuar siendo por muchas razones referente fundamental para México, sobre todo porque el pueblo asumió entonces con valor único su destino histórico.
5. La labor propagandística del gobierno ha llegado en sus excesos a identificar a la Revolución con el régimen de partido de Estado establecido en 1929, con objetivos inmediatistas de política electoral. Al describir al proceso revolucionario como una simple secuela de violencia y corrupción y hacer la amalgama Revolución Mexicana=PRI, lo que ha buscado es descalificar a los priístas, que han sido sus aliados, y a los perredistas, a los que ahora se alía, como emisarios del pasado.
6. Los festejos han puesto en evidencia también a las fuerzas armadas, que involucradas por el gobierno en una tarea policiaca que la Constitución les prohíbe asumir, han aceptado subordinarse a agencias estadunidenses en una supuesta lucha contra el narcotráfico, comprometiendo la soberanía nacional y la independencia del país, que fueron principios centrales de la Revolución.
7. La Revolución que el pueblo de nuestro país guarda entrañablemente en su memoria histórica, y que ha constituido un referente fundamental para todos los pueblos de América Latina, está más allá de la lucha de facciones que aparece inevitablemente en todo proceso revolucionario, y de las virtudes y defectos de los principales actores políticos, pues fue un momento histórico único, en el que el pueblo se erigió como actor fundamental de su propio destino.
8. Los hombres “de la Revolución” no son todos condenables como quieren los panistas, y en el contexto de la violencia revolucionaria que se dio en esos años, muchas figuras seguirán siendo referente fundamental para las luchas futuras del pueblo, cada uno desde su propia dimensión, y al lado de Francisco I. Madero, seguirán estando muy en alto los nombres de Ricardo Flores Magón, de Emiliano Zapata, de Francisco Villa, de Lázaro Cárdenas y de muchos otros.
9. Las comparaciones históricas son siempre aleccionadoras y el régimen de Porfirio Díaz, que condujo al estallido de la Revolución Mexicana, no puede compararse en sus excesos despóticos y antinacionales al régimen despótico y antinacional de la actual mafia en el poder, que no se ha dado aún cuenta de que no podrá seguir impunemente pisoteando los derechos del pueblo y de la nación.
10. Los mexicanos siguen sintiendo y entendiendo, a pesar de los panistas, el valor del proceso revolucionario de 1910, que va a continuar siendo por muchas razones referente fundamental para México, sobre todo porque el pueblo asumió entonces con valor único su destino histórico.
noviembre 16, 2010
Video: 20 de Nov. en el Hemiciclo a Juárez celebraremos el centenario de la Revolución Mexicana ¡Vamos todos con AMLO!
No fue en vano el sacrificio de un millón de mexicanos: AMLO
El propagandista de Los Pinos
El propagandista de Los Pinos
Carlos Fazio
Amenudo, políticos, académicos y analistas señalan que la “guerra” de Felipe Calderón contra los malos ha fracasado y es necesario un cambio de estrategia. Suele argumentarse que es una guerra no calculada en sus alcances, sin planeación adecuada, carente de inteligencia de combate y contrainteligencia, y sin equipamiento adecuado para ese tipo de operaciones especiales basadas en la contrainsurgencia. Argumentos todos cuestionables.
Tal vez, dadas las disputas por parcelas de poder entre los jefes de las secretarías de Defensa, Marina y Seguridad Pública –encargadas de ejecutar las operaciones bélicas–, la ausencia de un mando conjunto operacional sea la crítica más acertada. Pero esa anarquía puede obedecer a un plan deliberado, cuyo objetivo es generar más caos, violencia y desestabilización, no ganar una guerra. Y al fin de cuentas, no es responsabilidad del comandante supremo, el presidente de facto surgido de un fraude de Estado, sino que obedece a una planeación exterior en las alturas de Washington, operativizada en el terreno por el embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual.
Se olvida que bajo el señuelo del combate a los cárteles de la economía criminal, la “guerra” antiterrorista de Felipe Calderón fue diseñada por el Comando Norte del Pentágono, en el marco de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN), durante la administración de George W. Bush. Y que antes de viajar a Bogotá y Washington como “presidente electo”, a interiorizarse de los contenidos del Plan Colombia y los aprontes de un proyecto intervencionista similar para México, Calderón había prometido un gobierno de mano dura.
Carlos Fazio
Amenudo, políticos, académicos y analistas señalan que la “guerra” de Felipe Calderón contra los malos ha fracasado y es necesario un cambio de estrategia. Suele argumentarse que es una guerra no calculada en sus alcances, sin planeación adecuada, carente de inteligencia de combate y contrainteligencia, y sin equipamiento adecuado para ese tipo de operaciones especiales basadas en la contrainsurgencia. Argumentos todos cuestionables.
Tal vez, dadas las disputas por parcelas de poder entre los jefes de las secretarías de Defensa, Marina y Seguridad Pública –encargadas de ejecutar las operaciones bélicas–, la ausencia de un mando conjunto operacional sea la crítica más acertada. Pero esa anarquía puede obedecer a un plan deliberado, cuyo objetivo es generar más caos, violencia y desestabilización, no ganar una guerra. Y al fin de cuentas, no es responsabilidad del comandante supremo, el presidente de facto surgido de un fraude de Estado, sino que obedece a una planeación exterior en las alturas de Washington, operativizada en el terreno por el embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual.
Se olvida que bajo el señuelo del combate a los cárteles de la economía criminal, la “guerra” antiterrorista de Felipe Calderón fue diseñada por el Comando Norte del Pentágono, en el marco de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN), durante la administración de George W. Bush. Y que antes de viajar a Bogotá y Washington como “presidente electo”, a interiorizarse de los contenidos del Plan Colombia y los aprontes de un proyecto intervencionista similar para México, Calderón había prometido un gobierno de mano dura.
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Después, en un acto castrense cargado de simbolismo, en la medianoche del 1º de diciembre de 2006, Calderón asumió por televisión en la residencia oficial de Los Pinos. En un ominoso desfiguro, sustituyó a las cámaras del Poder Legislativo con cámaras de televisión, y recibió la banda presidencial de un cadete militar, en lo que configuró un golpe de Estado técnico. Asimismo, en su afán por mostrarse como un presidente fuerte, se rodeó de jefes castrenses dispuestos a “imponer el ejercicio de la autoridad” (almirante Francisco Saynez dixit), entre ellos generales formados en la tristemente famosa Escuela de las Américas del Pentágono.
En el marco de una presunta “estrategia militar integral”, el 11 de diciembre de ese año Calderón le declaró la “guerra” al hampa. Las “batallas” se iniciaron en Michoacán, adonde envió más de 5 mil marinos, soldados y policías. Después seguirían operativos similares en Sinaloa, Guerrero, Nuevo León, Tamaulipas y otros estados de la República, con la consiguiente militarización, paramilitarización y mercenarización del país, según el modelo de terrorismo de Estado practicado por Estados Unidos en Colombia y reproducido luego en Afganistán e Irak.
En octubre de 2007, desbocado en su optimismo, propagandista de sí mismo, Calderón dijo que había “perdido la cuenta” de los delincuentes detenidos y, exhibiendo una mentalidad autoritaria propia de regímenes totalitarios y dictatoriales, se atribuyó “el monopolio del poder”. Sin embargo, ante las crecientes dificultades para manufacturar un consenso en torno a “su” guerra –en el marco de una violencia y mortandad crecientes–, en marzo de 2008 recurrió al entonces procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, para que apelara al “periodismo patriótico”; a la “responsabilidad” de los medios en la lucha anticrimen, con el argumento de que el narco usa a la prensa para intimidar a la población.
Desde entonces, machaconamente, con periodos de saturación mediática, Calderón y su equipo insistirían en la matriz de opinión de que en materia de criminalidad el Estado no es el adversario, sino el aliado de la sociedad. Ergo, los malos son los narcos, no el gobierno. El 12 de mayo de ese año, durante una conferencia en Los Pinos, golpeando el atril con la mano, Calderón dijo que su expresión ¡ya basta! era una exigencia a “todos” los ciudadanos de no ser cómplices de la ilegalidad y demandó a los medios no “compartir la estrategia de sembrar terror”.
En fechas cercanas, junto a sus dislates for export –en mayo de 2010 presumió en Berlín que estaba venciendo a cinco jinetes del apocalipsis: influenza, narcoviolencia, crisis económica, sequía y caída de petroprecios–, Calderón ha insistido en que en la sociedad existe un problema de “percepción” en cuanto a los resultados de su guerra contra una “ridícula minoría”. En agosto último, con el afán de fabricar un consenso esquivo para manipular los temores subconscientes, lanzó los llamados “diálogos por la seguridad” (verdaderos monólogos del Ejecutivo) y, molesto por la advertencia de la Suprema Corte de Justicia de que la lucha antinarco debe apegarse a la ley, dijo que le empezaban a cansar las “cantaletas” sobre las flagrantes violaciones a los derechos humanos por parte del Ejército.
En octubre recuperó su vieja matriz maniquea de campaña: “López Obrador es un peligro para México” y, tras enredarse en explicaciones sobre su dicho de que ganó los comicios de 2006 “haiga sido como haiga sido”, arrancó noviembre con una nueva ofensiva mediática. Desde Mérida, en un foro funcional a los intereses ideológicos y de clase que representa: la asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (instancia que reúne a los dueños de los grandes diarios de América y divulga las matrices del imperio), con el mismo espíritu de cruzado y bajo la consigna “conmigo o con los criminales”, Calderón llamó a una alianza medios-gobierno contra el “enemigo común” (la delincuencia) y los conminó a informar sin hacer “apología del crimen” y no seguir la agenda de los malos.
Por último, en declaraciones a CBS, alardeó de sus juguetes bélicos y su búnker de inteligencia “supersecreto”, en Reforma 265, desde donde Washington dirige “su” guerra.
Después, en un acto castrense cargado de simbolismo, en la medianoche del 1º de diciembre de 2006, Calderón asumió por televisión en la residencia oficial de Los Pinos. En un ominoso desfiguro, sustituyó a las cámaras del Poder Legislativo con cámaras de televisión, y recibió la banda presidencial de un cadete militar, en lo que configuró un golpe de Estado técnico. Asimismo, en su afán por mostrarse como un presidente fuerte, se rodeó de jefes castrenses dispuestos a “imponer el ejercicio de la autoridad” (almirante Francisco Saynez dixit), entre ellos generales formados en la tristemente famosa Escuela de las Américas del Pentágono.
En el marco de una presunta “estrategia militar integral”, el 11 de diciembre de ese año Calderón le declaró la “guerra” al hampa. Las “batallas” se iniciaron en Michoacán, adonde envió más de 5 mil marinos, soldados y policías. Después seguirían operativos similares en Sinaloa, Guerrero, Nuevo León, Tamaulipas y otros estados de la República, con la consiguiente militarización, paramilitarización y mercenarización del país, según el modelo de terrorismo de Estado practicado por Estados Unidos en Colombia y reproducido luego en Afganistán e Irak.
En octubre de 2007, desbocado en su optimismo, propagandista de sí mismo, Calderón dijo que había “perdido la cuenta” de los delincuentes detenidos y, exhibiendo una mentalidad autoritaria propia de regímenes totalitarios y dictatoriales, se atribuyó “el monopolio del poder”. Sin embargo, ante las crecientes dificultades para manufacturar un consenso en torno a “su” guerra –en el marco de una violencia y mortandad crecientes–, en marzo de 2008 recurrió al entonces procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, para que apelara al “periodismo patriótico”; a la “responsabilidad” de los medios en la lucha anticrimen, con el argumento de que el narco usa a la prensa para intimidar a la población.
Desde entonces, machaconamente, con periodos de saturación mediática, Calderón y su equipo insistirían en la matriz de opinión de que en materia de criminalidad el Estado no es el adversario, sino el aliado de la sociedad. Ergo, los malos son los narcos, no el gobierno. El 12 de mayo de ese año, durante una conferencia en Los Pinos, golpeando el atril con la mano, Calderón dijo que su expresión ¡ya basta! era una exigencia a “todos” los ciudadanos de no ser cómplices de la ilegalidad y demandó a los medios no “compartir la estrategia de sembrar terror”.
En fechas cercanas, junto a sus dislates for export –en mayo de 2010 presumió en Berlín que estaba venciendo a cinco jinetes del apocalipsis: influenza, narcoviolencia, crisis económica, sequía y caída de petroprecios–, Calderón ha insistido en que en la sociedad existe un problema de “percepción” en cuanto a los resultados de su guerra contra una “ridícula minoría”. En agosto último, con el afán de fabricar un consenso esquivo para manipular los temores subconscientes, lanzó los llamados “diálogos por la seguridad” (verdaderos monólogos del Ejecutivo) y, molesto por la advertencia de la Suprema Corte de Justicia de que la lucha antinarco debe apegarse a la ley, dijo que le empezaban a cansar las “cantaletas” sobre las flagrantes violaciones a los derechos humanos por parte del Ejército.
En octubre recuperó su vieja matriz maniquea de campaña: “López Obrador es un peligro para México” y, tras enredarse en explicaciones sobre su dicho de que ganó los comicios de 2006 “haiga sido como haiga sido”, arrancó noviembre con una nueva ofensiva mediática. Desde Mérida, en un foro funcional a los intereses ideológicos y de clase que representa: la asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (instancia que reúne a los dueños de los grandes diarios de América y divulga las matrices del imperio), con el mismo espíritu de cruzado y bajo la consigna “conmigo o con los criminales”, Calderón llamó a una alianza medios-gobierno contra el “enemigo común” (la delincuencia) y los conminó a informar sin hacer “apología del crimen” y no seguir la agenda de los malos.
Por último, en declaraciones a CBS, alardeó de sus juguetes bélicos y su búnker de inteligencia “supersecreto”, en Reforma 265, desde donde Washington dirige “su” guerra.
noviembre 15, 2010
noviembre 12, 2010
La intervención
La intervención
Luis Javier Garrido
La espiral de violencia que ha generado en el país Felipe Calderón con su supuesta guerra contra el narcotráfico ha llevado al país a un escenario de horror que ahora los propios miembros de la clase política no saben cómo echar para atrás.
1. Los analistas que en los medios critican de manera cada vez mayor la violencia militar instaurada sumisamente como arma de gobierno han insistido en las violaciones que el titular de facto del Ejecutivo ha cometido a la Constitución al hacer actuar al Ejército y a la Marina en funciones que no tienen, en la violación sistemática e impune de los derechos fundamentales del pueblo cometidas por los militares y en el desastre social y económico que han conllevado estas acciones desquiciadas que, en el mejor de los casos, sólo podrían conducir a una reorganización del mercado de estupefacientes. No han puesto el énfasis, sin embargo, en los objetivos más perversos de tan aberrante iniciativa y del proyecto de militarizar al país, el primero de los cuales es el de subordinar más a México a la dominación estadunidense, para hacer más viable el saqueo de la nación.
2. No se están analizando tampoco los objetivos partidistas de esta llamada guerra, que pretende amedrentar a las fuerzas sociales en el escenario actual de desastre económico marcado por el desmantelamiento de la nación, que trata de acelerar el gobierno al cancelar los derechos de los trabajadores y al buscar destruir cuanto antes a organismos públicos como el IMSS, por lo cual un objetivo fundamental de esta política son los jóvenes, a los que se busca someter por el miedo.
3. La militarización de México es vista ya en el exterior como un proceso dirigido desde Estados Unidos conforme a sus intereses, a pesar de los esfuerzos propagandísticos de Los Pinos insistiendo en que la supuesta “guerra contra el narco” fue una decisión concebida y tomada por los panistas para luchar contra el crimen organizado. El País, diario madrileño de centro-derecha, en un reportaje sobre el operativo que permitió el viernes 5 abatir a Tony Tormenta, capo del cártel del Golfo, publicado el día 7, no dudaba en señalar que las acciones fueron similares a las que en diciembre de 2009 permitieron eliminar a Arturo Beltrán Leyva en Cuernavaca, ya que los servicios norteamericanos, prácticamente sólo se fían de la Marina, de tal suerte que no se sabe si la llamada telefónica de Obama a Calderón al día siguiente fue para festejar la colaboración entre ambos gobiernos en dicha acción.
Luis Javier Garrido
La espiral de violencia que ha generado en el país Felipe Calderón con su supuesta guerra contra el narcotráfico ha llevado al país a un escenario de horror que ahora los propios miembros de la clase política no saben cómo echar para atrás.
1. Los analistas que en los medios critican de manera cada vez mayor la violencia militar instaurada sumisamente como arma de gobierno han insistido en las violaciones que el titular de facto del Ejecutivo ha cometido a la Constitución al hacer actuar al Ejército y a la Marina en funciones que no tienen, en la violación sistemática e impune de los derechos fundamentales del pueblo cometidas por los militares y en el desastre social y económico que han conllevado estas acciones desquiciadas que, en el mejor de los casos, sólo podrían conducir a una reorganización del mercado de estupefacientes. No han puesto el énfasis, sin embargo, en los objetivos más perversos de tan aberrante iniciativa y del proyecto de militarizar al país, el primero de los cuales es el de subordinar más a México a la dominación estadunidense, para hacer más viable el saqueo de la nación.
2. No se están analizando tampoco los objetivos partidistas de esta llamada guerra, que pretende amedrentar a las fuerzas sociales en el escenario actual de desastre económico marcado por el desmantelamiento de la nación, que trata de acelerar el gobierno al cancelar los derechos de los trabajadores y al buscar destruir cuanto antes a organismos públicos como el IMSS, por lo cual un objetivo fundamental de esta política son los jóvenes, a los que se busca someter por el miedo.
3. La militarización de México es vista ya en el exterior como un proceso dirigido desde Estados Unidos conforme a sus intereses, a pesar de los esfuerzos propagandísticos de Los Pinos insistiendo en que la supuesta “guerra contra el narco” fue una decisión concebida y tomada por los panistas para luchar contra el crimen organizado. El País, diario madrileño de centro-derecha, en un reportaje sobre el operativo que permitió el viernes 5 abatir a Tony Tormenta, capo del cártel del Golfo, publicado el día 7, no dudaba en señalar que las acciones fueron similares a las que en diciembre de 2009 permitieron eliminar a Arturo Beltrán Leyva en Cuernavaca, ya que los servicios norteamericanos, prácticamente sólo se fían de la Marina, de tal suerte que no se sabe si la llamada telefónica de Obama a Calderón al día siguiente fue para festejar la colaboración entre ambos gobiernos en dicha acción.
→→Sigue leyendo
4. La labor propagandística del gobierno resulta por todo un fiasco, pues no convence casi a nadie. El vocero de la imaginaria lucha anticrimen insistía el lunes 8 en el Canal 2 de Televisa en que la violencia en México no es responsabilidad de Calderón sino de los cárteles, y que el gobierno no es culpable de las muertes, que en este año son ya más de 10 mil. En un estudio publicado en Nexos de noviembre se informó en que todo el sexenio foxista no llegaron a mil las víctimas, lo que suscitó la cólera del calderonismo, que de inmediato atacó a Fox por no luchar contra los cárteles.
5. La prensa mexicana da cuenta diariamente de las decenas de muertes que ocurren en el país en el escenario de la militarización y se las atribuye todas a los cárteles como lo pide el gobierno, pero esto no es más que una falacia. Los muertos tienen diversos orígenes –los cárteles, la Policía Federal, las fuerzas armadas, los grupos paramilitares creados por el gobierno– y muy difícil será en el futuro deslindar responsabilidades, pero una cosa es cierta: el responsable de haber generado la violencia actual es Calderón con su guerra contra el narcotráfico.
6. La lógica de poder de Washington supone que, tras la experiencia calderonista, tiene ya derecho ante la comunidad internacional de inmiscuirse cada vez más en los problemas de seguridad interna de México, al menos por dos motivos, sin importar que éstos se sustenten en concepciones unilaterales y ajenas al derecho internacional. El primero es que la doctrina de seguridad del Pentágono le otorga a Estados Unidos la prerrogativa de intervenir militarmente en territorio mexicano por ser los cárteles organizaciones terroristas o paramilitares, que ponen en riesgo sus intereses fundamentales. Y el segundo, que el armamento que Washington está ahora entregando a Calderón es considerado sofisticado, a pesar de no ser muy moderno, y requiere, por lo mismo, de la supervisión directa de militares estadunidenses.
7. Los sectores nacionalistas del Ejército se negaron desde hace décadas a recibir armamento moderno para no dar pie a que en ejercicio unilateral de sus principios normativos Washington argumentase derechos para intervenir en México, pero ahora han empezado a recibir pertrechos que siendo desechos de guerra estadunidenses entran en la categoría de armamento estratégico, y lo han hecho a sabiendas de que están así comprometiendo aún más la soberanía nacional, lo que parece ser buscan de manera expresa Calderón y sus colaboradores. El gobierno de Obama, conforme a la Iniciativa Mérida, entregó a México el día 8 a través de su encargado de negocios, Peter Philips, helicópteros Bell 412, según El Noticiero de Canal 2 de ese día, en un paso más por integrar a México al Comando de América del Norte, y la información pasó casi inadvertida.
8. La escalada de la violencia oficial va en aumento delirante, y es previsible que va a intensificarse al acercarse el proceso electoral de 2012. La Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados aprobó por ejemplo contratar 10 mil soldados más en 2011 para crear 18 nuevos batallones, según reportó La Crónica de Hoy el lunes 8.
9. Publica La Jornada el miércoles 10, en una nota muy breve, que según un estudio existen en México entre 35 y 40 casinos y un número no precisado de casas de juego (lo cual es contrario a la Constitución), donde se lava dinero del narcotráfico, como lo hacen por otra parte todos los bancos ahora en propiedad de consorcios trasnacionales. ¿Quiénes son pues los dueños del negocio del narcotráfico? ¿Los capos de los cárteles que escalan posiciones y luego desaparecen? ¿O los señores del gran capital financiero que permanecen estables?
10. Estados Unidos ha crecido gracias a las guerras, le dijo en 2004 George W. Bush al entonces presidente argentino Néstor Kirchner, según relata éste en Al sur de la frontera (2010), la más reciente película de Oliver Stone: misma falacia aberrante que Bush le vendió en 2006 como tesis a Felipe Calderón, quien dócilmente la asumió como suya llevando a México a un baño de sangre. La guerra que lanzó supuestamente “contra el narco” ha empobrecido sin límites al pueblo mexicano, aunque haya sido, en otra de sus vertientes, un negocio, no sólo político, para muchos de los integrantes del grupo en el poder, de ambos lados de la frontera.
4. La labor propagandística del gobierno resulta por todo un fiasco, pues no convence casi a nadie. El vocero de la imaginaria lucha anticrimen insistía el lunes 8 en el Canal 2 de Televisa en que la violencia en México no es responsabilidad de Calderón sino de los cárteles, y que el gobierno no es culpable de las muertes, que en este año son ya más de 10 mil. En un estudio publicado en Nexos de noviembre se informó en que todo el sexenio foxista no llegaron a mil las víctimas, lo que suscitó la cólera del calderonismo, que de inmediato atacó a Fox por no luchar contra los cárteles.
5. La prensa mexicana da cuenta diariamente de las decenas de muertes que ocurren en el país en el escenario de la militarización y se las atribuye todas a los cárteles como lo pide el gobierno, pero esto no es más que una falacia. Los muertos tienen diversos orígenes –los cárteles, la Policía Federal, las fuerzas armadas, los grupos paramilitares creados por el gobierno– y muy difícil será en el futuro deslindar responsabilidades, pero una cosa es cierta: el responsable de haber generado la violencia actual es Calderón con su guerra contra el narcotráfico.
6. La lógica de poder de Washington supone que, tras la experiencia calderonista, tiene ya derecho ante la comunidad internacional de inmiscuirse cada vez más en los problemas de seguridad interna de México, al menos por dos motivos, sin importar que éstos se sustenten en concepciones unilaterales y ajenas al derecho internacional. El primero es que la doctrina de seguridad del Pentágono le otorga a Estados Unidos la prerrogativa de intervenir militarmente en territorio mexicano por ser los cárteles organizaciones terroristas o paramilitares, que ponen en riesgo sus intereses fundamentales. Y el segundo, que el armamento que Washington está ahora entregando a Calderón es considerado sofisticado, a pesar de no ser muy moderno, y requiere, por lo mismo, de la supervisión directa de militares estadunidenses.
7. Los sectores nacionalistas del Ejército se negaron desde hace décadas a recibir armamento moderno para no dar pie a que en ejercicio unilateral de sus principios normativos Washington argumentase derechos para intervenir en México, pero ahora han empezado a recibir pertrechos que siendo desechos de guerra estadunidenses entran en la categoría de armamento estratégico, y lo han hecho a sabiendas de que están así comprometiendo aún más la soberanía nacional, lo que parece ser buscan de manera expresa Calderón y sus colaboradores. El gobierno de Obama, conforme a la Iniciativa Mérida, entregó a México el día 8 a través de su encargado de negocios, Peter Philips, helicópteros Bell 412, según El Noticiero de Canal 2 de ese día, en un paso más por integrar a México al Comando de América del Norte, y la información pasó casi inadvertida.
8. La escalada de la violencia oficial va en aumento delirante, y es previsible que va a intensificarse al acercarse el proceso electoral de 2012. La Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados aprobó por ejemplo contratar 10 mil soldados más en 2011 para crear 18 nuevos batallones, según reportó La Crónica de Hoy el lunes 8.
9. Publica La Jornada el miércoles 10, en una nota muy breve, que según un estudio existen en México entre 35 y 40 casinos y un número no precisado de casas de juego (lo cual es contrario a la Constitución), donde se lava dinero del narcotráfico, como lo hacen por otra parte todos los bancos ahora en propiedad de consorcios trasnacionales. ¿Quiénes son pues los dueños del negocio del narcotráfico? ¿Los capos de los cárteles que escalan posiciones y luego desaparecen? ¿O los señores del gran capital financiero que permanecen estables?
10. Estados Unidos ha crecido gracias a las guerras, le dijo en 2004 George W. Bush al entonces presidente argentino Néstor Kirchner, según relata éste en Al sur de la frontera (2010), la más reciente película de Oliver Stone: misma falacia aberrante que Bush le vendió en 2006 como tesis a Felipe Calderón, quien dócilmente la asumió como suya llevando a México a un baño de sangre. La guerra que lanzó supuestamente “contra el narco” ha empobrecido sin límites al pueblo mexicano, aunque haya sido, en otra de sus vertientes, un negocio, no sólo político, para muchos de los integrantes del grupo en el poder, de ambos lados de la frontera.
noviembre 05, 2010
El aniquilamiento
El aniquilamiento
Luis Javier Garrido
La disputa entre PRI y PAN por el 2012, que divide cada vez más a los grupos oligárquicos, se traduce en un desastre institucional, pero no ha detenido el desmantelamiento de la nación y de cancelación de los derechos sociales de los mexicanos, en el que los dos partidos están de acuerdo, por su afán de servir a los intereses de las trasnacionales, como a los suyos propios, ya que para ambas formaciones políticas el poder es un botín.
1. Las divergencias entre el gobierno de facto de Felipe Calderón y el PRI, que aliados usurparon el poder en 2006, y ahora se hallan distanciados porque los panistas, tras dos periodos en Los Pinos, no quieren aceptar el principio de la alternancia política; sus diferencias no son en torno al proyecto de gobierno, porque ninguno lo tiene, sino sobre quién (de entre ellos) va a ocuparse del gobierno en esos seis años y disponer de los negocios que está dejando la privatización de la nación impuesta por grupos del exterior. El PRI tiene su candidato en Enrique Peña Nieto, y Calderón, aunque no lo tiene y conoce el repudio que hay en todo el país a que Acción Nacional siga en el poder, pretende imponer a cualquiera y crear las condiciones que se lo permitan. De ahí las disputas con los priístas por las elecciones locales, el Presupuesto de Egresos y para llenar las tres vacantes del Consejo General del IFE.
2. La designación de los nuevos consejeros electorales, que ha evidenciado la discordia entre panistas y priístas, ha mostrado también que el IFE es un botín de los partidos y que las elecciones de 2012 no van a ser democráticas, porque quien controle su Consejo General va a tener amplias posibilidades de influir en el resultado final, enviando al país una señal muy clara de lo que viene. Los consejeros van a ser por el principio de cuotas, porque los que aún están en la lista son gente de confianza los partidos, y ello no va a desprestigiar al instituto porque ya está muy desprestigiado: desde su nacimiento en 1990 ha tenido innumerables fallas.
3. La falta de acuerdo en torno a estas designaciones no es asunto menor, pues es reveladora de lo que acontece, ya que PRI y PAN están con su querella (aunque sea temporal) violando el marco legal al no haber hecho el nombramiento conforme al mandamiento que tienen, y al margen de cualquier ficción legislativa de que la sesión se puede prolongar eternamente. Por mucho que los priístas pretendan desdramatizar lo que acontece y simular que no hay un desencuentro en algo fundamental, sí lo hay, y es la disputa por el poder en 2012: tanto el PAN como el PRI quieren controlar el órgano responsable del proceso electoral de ese año.
Luis Javier Garrido
La disputa entre PRI y PAN por el 2012, que divide cada vez más a los grupos oligárquicos, se traduce en un desastre institucional, pero no ha detenido el desmantelamiento de la nación y de cancelación de los derechos sociales de los mexicanos, en el que los dos partidos están de acuerdo, por su afán de servir a los intereses de las trasnacionales, como a los suyos propios, ya que para ambas formaciones políticas el poder es un botín.
1. Las divergencias entre el gobierno de facto de Felipe Calderón y el PRI, que aliados usurparon el poder en 2006, y ahora se hallan distanciados porque los panistas, tras dos periodos en Los Pinos, no quieren aceptar el principio de la alternancia política; sus diferencias no son en torno al proyecto de gobierno, porque ninguno lo tiene, sino sobre quién (de entre ellos) va a ocuparse del gobierno en esos seis años y disponer de los negocios que está dejando la privatización de la nación impuesta por grupos del exterior. El PRI tiene su candidato en Enrique Peña Nieto, y Calderón, aunque no lo tiene y conoce el repudio que hay en todo el país a que Acción Nacional siga en el poder, pretende imponer a cualquiera y crear las condiciones que se lo permitan. De ahí las disputas con los priístas por las elecciones locales, el Presupuesto de Egresos y para llenar las tres vacantes del Consejo General del IFE.
2. La designación de los nuevos consejeros electorales, que ha evidenciado la discordia entre panistas y priístas, ha mostrado también que el IFE es un botín de los partidos y que las elecciones de 2012 no van a ser democráticas, porque quien controle su Consejo General va a tener amplias posibilidades de influir en el resultado final, enviando al país una señal muy clara de lo que viene. Los consejeros van a ser por el principio de cuotas, porque los que aún están en la lista son gente de confianza los partidos, y ello no va a desprestigiar al instituto porque ya está muy desprestigiado: desde su nacimiento en 1990 ha tenido innumerables fallas.
3. La falta de acuerdo en torno a estas designaciones no es asunto menor, pues es reveladora de lo que acontece, ya que PRI y PAN están con su querella (aunque sea temporal) violando el marco legal al no haber hecho el nombramiento conforme al mandamiento que tienen, y al margen de cualquier ficción legislativa de que la sesión se puede prolongar eternamente. Por mucho que los priístas pretendan desdramatizar lo que acontece y simular que no hay un desencuentro en algo fundamental, sí lo hay, y es la disputa por el poder en 2012: tanto el PAN como el PRI quieren controlar el órgano responsable del proceso electoral de ese año.
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4. La tesis que Calderón ha hecho suya, que le han vendido los halcones republicanos de Estados Unidos y sus consejeros del Partido Popular de España, es que el proceso mexicano de transición (no a la democracia, sino al neoliberalismo salvaje) tiene un obstáculo: la subsistencia del PRI como partido político (por el potencial nacionalismo que creen ver en él), y que no sólo es necesario impedir que regrese a Los Pinos, sino que es menester destruirlo para instaurar un bipartidismo, teniendo frente al PAN a una organización socialdemócrata (tipo europeo, es decir, de extrema derecha) que le suceda tras una refundación o fusión con lo que quede del PRD tras el próximo enfrentamiento.
5. Esta tesis del aniquilamiento del PRI la hizo suya también otro aspirante a llegar a Los Pinos, el jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, quien se pronunció desde Madrid por acabar con el PRI, al que consideró un anacronismo (no se sabe si más que el PAN neofranquista), con el que preconiza se hagan alianzas, o que el PRD de los Chuchos (que no es otra cosa que una redición del PFCRN o ferrocarril de Rafael Aguilar Talamantes de los años 80, aliado al partido del gobierno). Ebrard insistió, sin embargo, en esa misma tesis: el PRI es una neblina que debe despejarse.
6. En esa tesitura de estar actuando como jefe de partido y no de lo que pretende ser como habitante de Los Pinos, Calderón es eco de la pretensión de otros grupos y juega con la posibilidad de que el PAN, ante la flacura de la caballada blanquiazul, postule para 2012, en alianza con el PRD, al ex rector Juan Ramón de la Fuente, quien ha estado en permanente campaña, y con tal de satisfacer sus ambiciones parece decidido a prestarse a cualquier cosa, para lo que ha abandonado su militancia priísta. Eso explica el absurdo que personificaron ambos el miércoles 3, que parece extraído de una obra de Ionesco, pues Calderón premió a De la Fuente con una presea inexistente por méritos también inexistentes y lo elogió por hechos acaecidos hace 11 años en los que le atribuyó virtudes inexistentes.
7. Vale la pena recordar estos hechos por lo que se dice. El movimiento estudiantil de 1999-2000, encabezado por el CGH, se opuso a la privatización de la UNAM, pretendida por el entonces rector Barnés, y De la Fuente, colaborador de Zedillo, quien fue designado, a finales de 1999 en la Rectoría, tras romper sin razón el diálogo que estudiantes y autoridades llevaban a cabo en el Palacio de Minería, lanzó a la entonces Policía Federal Preventiva contra los estudiantes, encarcelando a cientos, para después terminar dándoles la razón: echando abajo el plan de Barnés y cediendo en el pliego petitorio. La comunidad universitaria, a la que alude con ignorancia Calderón, reproduciendo las mentiras de la prensa de la época, había dado poco antes la espalda al plebiscito del rector, el que fue respaldado por poco más de 40 por ciento de académicos, a pesar de las presiones que se ejercieron sobre de ellos, lo que contribuyó al triunfo histórico de la huelga del CGH.
8. El fracaso del gobierno de facto de Calderón ha sido absoluto en cuanto a mejorar las condiciones de vida de los mexicanos, y ello hace inverosímil la pretensión de los panistas de quedarse otros seis años, con candidato suyo o prestado, que para el caso sería lo mismo, pretendiendo engañar a los mexicanos seis años más.
9. Las cuentas positivas que el gobierno panista de facto pretende pasar a los consorcios trasnacionales por la aplicación de los programas de los manuales neoliberales requieren del aval del PRI: lo mismo para culminar la destrucción de Pemex o del IMSS que para imponer la contrarreforma laboral que cancelaría todo el derecho colectivo del trabajo. El desmantelamiento del Estado mexicano, en el que se ha empeñado Calderón con su supuesta guerra contra el narcotráfico y la cesión de las riquezas estratégicas al capital extranjero, no parece suficiente para garantizarle un respaldo desde el exterior para 2012, en particular tras la derrota de Obama en las pasadas elecciones legislativas que abren un escenario incierto en Estados Unidos, y ello le ha llevado a extremar la maniobrería política interna.
10. El gobierno actual busca perpetuarse en el poder, a pesar de su carácter depredador, y requiere exterminar al PRI y acabar con el movimiento de Andrés Manuel López Obrador que se perfila como principal alternativa política para 2012, y esa ambición parece mucha cosa para un grupo de tan poca importancia.
4. La tesis que Calderón ha hecho suya, que le han vendido los halcones republicanos de Estados Unidos y sus consejeros del Partido Popular de España, es que el proceso mexicano de transición (no a la democracia, sino al neoliberalismo salvaje) tiene un obstáculo: la subsistencia del PRI como partido político (por el potencial nacionalismo que creen ver en él), y que no sólo es necesario impedir que regrese a Los Pinos, sino que es menester destruirlo para instaurar un bipartidismo, teniendo frente al PAN a una organización socialdemócrata (tipo europeo, es decir, de extrema derecha) que le suceda tras una refundación o fusión con lo que quede del PRD tras el próximo enfrentamiento.
5. Esta tesis del aniquilamiento del PRI la hizo suya también otro aspirante a llegar a Los Pinos, el jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, quien se pronunció desde Madrid por acabar con el PRI, al que consideró un anacronismo (no se sabe si más que el PAN neofranquista), con el que preconiza se hagan alianzas, o que el PRD de los Chuchos (que no es otra cosa que una redición del PFCRN o ferrocarril de Rafael Aguilar Talamantes de los años 80, aliado al partido del gobierno). Ebrard insistió, sin embargo, en esa misma tesis: el PRI es una neblina que debe despejarse.
6. En esa tesitura de estar actuando como jefe de partido y no de lo que pretende ser como habitante de Los Pinos, Calderón es eco de la pretensión de otros grupos y juega con la posibilidad de que el PAN, ante la flacura de la caballada blanquiazul, postule para 2012, en alianza con el PRD, al ex rector Juan Ramón de la Fuente, quien ha estado en permanente campaña, y con tal de satisfacer sus ambiciones parece decidido a prestarse a cualquier cosa, para lo que ha abandonado su militancia priísta. Eso explica el absurdo que personificaron ambos el miércoles 3, que parece extraído de una obra de Ionesco, pues Calderón premió a De la Fuente con una presea inexistente por méritos también inexistentes y lo elogió por hechos acaecidos hace 11 años en los que le atribuyó virtudes inexistentes.
7. Vale la pena recordar estos hechos por lo que se dice. El movimiento estudiantil de 1999-2000, encabezado por el CGH, se opuso a la privatización de la UNAM, pretendida por el entonces rector Barnés, y De la Fuente, colaborador de Zedillo, quien fue designado, a finales de 1999 en la Rectoría, tras romper sin razón el diálogo que estudiantes y autoridades llevaban a cabo en el Palacio de Minería, lanzó a la entonces Policía Federal Preventiva contra los estudiantes, encarcelando a cientos, para después terminar dándoles la razón: echando abajo el plan de Barnés y cediendo en el pliego petitorio. La comunidad universitaria, a la que alude con ignorancia Calderón, reproduciendo las mentiras de la prensa de la época, había dado poco antes la espalda al plebiscito del rector, el que fue respaldado por poco más de 40 por ciento de académicos, a pesar de las presiones que se ejercieron sobre de ellos, lo que contribuyó al triunfo histórico de la huelga del CGH.
8. El fracaso del gobierno de facto de Calderón ha sido absoluto en cuanto a mejorar las condiciones de vida de los mexicanos, y ello hace inverosímil la pretensión de los panistas de quedarse otros seis años, con candidato suyo o prestado, que para el caso sería lo mismo, pretendiendo engañar a los mexicanos seis años más.
9. Las cuentas positivas que el gobierno panista de facto pretende pasar a los consorcios trasnacionales por la aplicación de los programas de los manuales neoliberales requieren del aval del PRI: lo mismo para culminar la destrucción de Pemex o del IMSS que para imponer la contrarreforma laboral que cancelaría todo el derecho colectivo del trabajo. El desmantelamiento del Estado mexicano, en el que se ha empeñado Calderón con su supuesta guerra contra el narcotráfico y la cesión de las riquezas estratégicas al capital extranjero, no parece suficiente para garantizarle un respaldo desde el exterior para 2012, en particular tras la derrota de Obama en las pasadas elecciones legislativas que abren un escenario incierto en Estados Unidos, y ello le ha llevado a extremar la maniobrería política interna.
10. El gobierno actual busca perpetuarse en el poder, a pesar de su carácter depredador, y requiere exterminar al PRI y acabar con el movimiento de Andrés Manuel López Obrador que se perfila como principal alternativa política para 2012, y esa ambición parece mucha cosa para un grupo de tan poca importancia.