El centenario
Luis Javier Garrido
El centenario del inicio de la Revolución de 1910 no lo puede moralmente festejar en México un gobierno de extrema derecha, que está culminando el desmantelamiento del legado histórico del movimiento popular iniciado hace 100 años.
1. La paradoja de los llamados festejos del centenario de 2010 es que quienes hoy gobiernan son los representantes de aquellos grupos que a lo largo del último siglo se opusieron a los logros del movimiento armado de 1910, y que lo único que pueden festejar es precisamente lo contrario: el hecho de que en los últimos 25 años han logrado desmantelar muchas de las principales conquistas del movimiento armado e instaurar un poder de facto que sirve en lo esencial a intereses del exterior.
2. El Partido Acción Nacional, en el poder, fue creado en 1939, precisamente para luchar contra los postulados de la Revolución: el reparto de la tierra, la expropiación del petróleo, el reconocimiento de los derechos sociales, el nacionalismo económico y la intervención del Estado en la economía, medidas que los gobiernos tecnocráticos del PRI empezaron a revertir desde los años 80, lo que propició que los panistas se identificaran y aliaran con éstos, en el objetivo común de culminar este proceso.
3. No debe sorprender, por lo mismo, el hecho de que las fiestas del centenario de 2010 le hayan permitido al gobierno de facto, en una explosión de cinismo, reducir el festejo oficial del 20 de noviembre a un desfile militar de carácter folklórico-militar y a actos de carácter musical, que no logran ocultar que el verdadero festejo de la contrarrevolución hecha gobierno sea que en este 2010 se esté profundizando el desmantelamiento, en nombre de la ideología neoliberal, de los principales logros de la Revolución plasmados en la Constitución de 1917.
4. La extrema derecha que llegó al poder por asalto en México en 2006, no solamente redujo el festejo conmemorativo del 20 de noviembre a su mínima expresión, sino que ha utilizado el centenario como pretexto para lanzar una rencorosa campaña de desinformación tratando de tergiversar la historia para denostar en los medios tanto a la Revolución como a sus hombres, calificándola a través de académicos y periodistas que le sirven como “un proceso lamentable que condujo al país al atraso”, “un experimento fallido” y “un mito”, aseverando, entre otras cosas, que sus actores centrales, salvo Madero, al que reivindican los panistas, fueron corruptos y asesinos, y que más vale olvidarse de todos esos años.
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