enero 20, 2008

PEDRO ECHEVERRÍA V., EL DIÁLOGO ES UN ENGAÑO; SIEMPRE SE IMPONEN LOS QUE MÁS FUERZA TIENEN

El diálogo es un engaño;

siempre se imponen

los que

más fuerza tienen

Pedro Echeverría V.

Rebelión

1. ¿De qué diálogo puede hablar un gobierno que se roba una elección, una Presidencia, y que permite ser impuesto con el poder del Estado y los empresarios? ¿Después de negarse a dialogar para que se cuenten los votos y se limpie la elección, puede hablar de diálogo Felipe Calderón, el presidente ilegítimo? El diálogo que busca Calderón y su flamante secretario de Gobernación (el españolito, hijo político de Aznar) es con sus subordinados. No quieren dialogar con López Obrador ni con los guerrilleros del EPR porque éstos no tienen las fuerzas suficientes para obligarlos ni quieren. Pero si AMLO bloqueara por 48 horas todas las carreteras y bancos o los guerrilleros hicieran estallar unas cuantas bombas más en puntos clave, de inmediato los buscarían para dialogar. Lo mismo pasaría si los mineros de Gómez Urrutia realizaran acciones contundentes para que su líder pudiera regresar al país después de varios años de sufrir persecución del gobierno.

2. Cuando el poder, que goza de todos los privilegios y riquezas, habla de democracia, libertad, justicia o diálogo, hay que preguntar: ¿A quién quieren verle la cara? ¿De quién quieren burlarse? El poder nunca dialoga, se impone al interlocutor y punto. Quienes siempre buscan el diálogo, porque que viven esperanzados queriendo solucionar sus problemas, son los trabajadores. Bush, que posee un poder imperial, nunca dialoga; determina lo que va a hacer y busca a sus aliados e incondicionales para que aprueben lo que él desea. Al gobierno yanqui le importa un bledo lo que piensen o digan otros gobiernos; él conoce su fuerza y sabe usarla en su beneficio. Eso ha sucedido en la historia de México en todos los gobiernos: ellos han decido con quien hablar y con quien no hacerlo, sus decisiones han respondido a sus deseos y necesidades no a lo que el país necesita. Por eso el diálogo es una engañifa.

3. En política (como en la guerra) no se puede dialogar con los matarifes que en cualquier oportunidad golpean a los trabajadores. El diálogo verdadero sólo puede fructificar entre iguales o, más correcto, entre fuerzas equilibradas. Los gobiernos y los empresarios hablan siempre demagógicamente de diálogo mientras preparan las armas y los tanques para reprimir a quienes protestan o hacen huelga. La clase dominante nunca ha sido sincera ni podrá serlo. Cualquier trabajador honrado o grupo social debe saberlo por experiencia de siglos. El colmo de los colmos fue el caso del dirigente de la APPO Flavio Sosa que cuando se dirigía a dialogar a la secretaría de Gobernación, por cita pactaba, fue apresado y encerrado en una cárcel de alta seguridad. Después de un año y dos meses, sin prueba de algún delito, aún lo tienen en chirona. En el diálogo no cuenta la razón ni las leyes; creer en ello es una bobada. Lo que cuenta es la amistad, el dinero, las armas o las masas.

4. Dialogar es hablar, razonar, analizar, argumentar, para llegar a acuerdos y resolver los problemas. Sólo se puede dialogar entre quienes tienen voluntad y son libres para tomar decisiones. Cuando se defienden intereses antagónicos o irreconciliables el diálogo es imposible. Cuando más se pueden tomar acuerdos transitorios de paz temporal para que las cosas no estallen, pero no se puede hablar de diálogo verdadero. AMLO no puede dialogar con quien le robó la Presidencia, sería realmente vergonzoso para él y su figura caería más. Tampoco los gobernadores y legisladores perredistas deberían de hacerlo, pero lo hacen, ya ven cómo es el poder de corruptor: dialogan en lo oscurito, en beneficio propio, usando cualquier argumento. El diálogo al que llaman Calderón y el españolito Camilo Mouriño, secretario de Gobernación, es sólo para los subordinados o para poderosos como Televisa, TV Azteca, el multimillonario Carlos Slim o el PRI. Sigue leyendo

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