enero 23, 2008

Fracasa Calderón: guerra sin fin por el narco

Fracasa Calderón: guerra sin fin por el narco

lunes, 21 enero 2008

Intacta la estructura financiera de los capos

Incontrolable contrabando de armas desde EU

Desertores del Ejército se cambian a sicarios

Ex gobernadores vinculados con narcotráfico

AMLO pide cuentas de los excedentes petroleros

La guerra contra el narco emprendida por el espurio es un sonado fracaso...

Por Lilia Arellano

La guerra contra el narcotráfico emprendida desde el inicio del sexenio por la administración de Felipe Calderón es un sonado fracaso, a pesar de la intervención del Ejército, y está a un paso de convertirse en una batalla sin final, permanente, como en Colombia, pues se carece de un objetivo definido que pudiera determinar un punto en que esta sangrienta lucha pueda concluir y, a pesar de lo grave de la situación, no hay un plan maestro, con tácticas y estratégicas, no sólo militares y policíacas, sino económicas, políticas y sociales, que puedan llevar a la consecución de ese fin.

A la fecha, el gobierno no sólo no ha podido recuperar terreno y territorio bajo control de los poderosos cárteles, sino que día a día ha ido perdiendo más y no se ha logrado restaurar el Estado de derecho en las sierras, en las carreteras, en las calles de las ciudades, en donde se ha perdido la tranquilidad en las escuelas y en las familias mexicanas y se ha dejado totalmente de lado el respeto a los derechos humanos.

En su confrontación con el Estado, los capos del narco, de los dos principales cárteles y sus derivaciones y alianzas, mantienen intacta su fortaleza financiera, su logística de aprovisionamiento y distribución; su fuerza paramilitar alimentada con la creciente deserción del Ejército Mexicano y el ininterrumpido contrabando de armas desde los Estados Unidos, y sus sólidos vínculos políticos y de negocios con los poderes reales y formales, en los tres niveles de gobierno, en los tres poderes del Estado y en la élite empresarial, por lo que son capaces no sólo de imponer candidatos a cargos de elección popular, sino de hacerlos ganar y obligarlos a gobernar para ellos territorios estatales enteros como sucedió en Morelos con Sergio Estrada Cajigal; en Yucatán con Patricio Patrón Laviada, hoy cómodamente refugiado en la PROFEPA; y en Quintana Roo con Joaquín Hendricks. Y eso, en el mejor de los casos, pues de lo contrario simple y sencillamente ahoga en sangre a la Entidad, como sucede en estos momentos con Baja California, Tamaulipas, Nuevo León, Chihuahua, Sinaloa, Michoacán, Jalisco, Sonora, Chiapas y Veracruz, por sólo mencionar los más destacados, en los que la disputa de la plaza es a muerte. Leer más

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