THE WALL STREET JOURNAL
México alista la reforma de los hidrocarburos
El proyecto de ley podría ser enviado al Congreso en agosto, según fuentes cercanas
Por JUAN MONTES
CIUDAD DE MÉXICO—El presidente Enrique Peña Nieto buscará en los próximos meses poner fin a un tabú de casi ocho décadas al abrir el sector de hidrocarburos a la inversión privada y la competencia. El gobierno espera que la decisión atraiga inversiones de miles de millones de dólares.
La idea es que compañías privadas compartan con el Estado los riesgos de desarrollar reservas de energía cada vez más complejas, como depósitos de crudo en aguas profundas, al permitirles producir crudo y gas a través de acuerdos de ganancias compartidas, indicaron tres dirigentes de alto nivel del gobierno y del partido oficialista, quienes revelaron por primera vez detalles de la reforma.
La propuesta, que incluiría enmiendas a la Constitución mexicana, necesitará el apoyo de dos tercios del Congreso. Pero las fuentes dijeron estar optimistas de conseguir el respaldo de al menos uno de los dos partidos de oposición, sin necesidad de realizar cambios radicales a la reforma.
Las negociaciones formales empezarían probablemente después de las elecciones locales programadas para el 7 de julio, y el Congreso recibiría el proyecto de ley en agosto, dijeron las fuentes.
El plan contempla la apertura a la inversión privada de la exploración y la producción en aguas profundas, donde se cree que está más de la mitad de los posibles recursos petroleros de México, y en crudo y gas de esquisto. Los yacimientos petroleros en aguas poco profundas y en tierra, un área en la que la estatal Petróleos Mexicanos, Pemex, tiene un vasto conocimiento y cuya producción es de menor costo, seguirían siendo de su dominio exclusivo, indicaron las fuentes. “Queremos una reforma profunda que dé certidumbre jurídica a las compañías, no otro parche más. Queremos dejar absolutamente claro en la Constitución bajo qué condiciones pueden participar”, dijo un alto funcionario de la Secretaría de Energía.
La propuesta podría decepcionar a algunas empresas del sector. Las autoridades, por ejemplo, dijeron que es posible que las energéticas no reciban pagos en petróleo, sino en efectivo a precios de mercado. La restricción buscaría apaciguar a los nacionalistas mexicanos a los que les preocupa el simbolismo de compartir el petróleo del país. Las fuentes insistieron en que Pemex seguirá en manos estatales y que el gobierno seguirá controlando los hidrocarburos del país.
De ser aprobados, los cambios representan un gran avance para un país que tiene una de las leyes energéticas más restrictivas del mundo. Los expertos señalan que sólo Corea del Norte tiene un mercado más cerrado.
“Si finalmente sale esto, sin duda sería una reforma histórica que cambia las reglas del juego”, dijo Carlos Elizondo, analista político del Centro de Investigación y Docencia Económica de México (CIDE). “Este es el tipo de cambios en el sector petrolero que todo gobierno mexicano ha soñado hacer en los últimos 20 años, sin lograrlo”.
La producción petrolera de México se ha estancado en alrededor de 2,5 millones de barriles diarios en los últimos años, luego de llegar a un máximo de 3,4 millones en 2004. El gobierno estima que una mayor inversión y producción añadirán hasta un máximo de dos puntos porcentuales al crecimiento anual de la economía.
La reforma podría ser la última oportunidad de México de atraer miles de millones de dólares necesarios para desarrollar las reservas en aguas profundas y evitar convertirse en un importador neto de crudo, algo que Pemex advierte podría ocurrir en 2020.
Las empresas extranjeras, a su vez, podrían obtener acceso a uno de los principales productores de crudo, con reservas probadas de 13.900 millones de barriles de equivalente de crudo y posiblemente a las cuartas mayores reservas globales de gas de esquisto, según la Administración de Información de Energía de EE.UU.
La reforma, al mismo tiempo, enterraría uno de los últimos símbolos del nacionalismo revolucionario del siglo XX de México, cimentado cuando el presidente Lázaro Cárdenas expropió la industria petrolera en 1938.
El cambio subraya la disposición a romper con el pasado entre miembros jóvenes y reformistas del Partido Revolucionario Institucional, PRI, que nacionalizó el crudo y gobernó México durante la mayor parte del siglo pasado. En diciembre, volvió al poder tras 12 años en la oposición.
Por décadas, Pemex ha subcontratado a empresas privadas, como Schlumberger Ltd. SLB +1.45% y Halliburton Co., HAL +1.03% tareas como la perforación de pozos a cambio de comisiones fijas. Pero ha prohibido cualquier concesión que les permitiría a las grandes petroleras reclamar reservas como propias o compartir los riesgos y recompensas de grandes hallazgos, a pesar de que productores como Noruega, Brasil, China y Rusia han implementado algún tipo de regulaciones de riesgo compartido.
El proyecto contempla contratos por hasta 25 años para áreas específicas, además de permitir a la iniciativa privada apartar reservas de petróleo, lo que les daría un acceso más fácil al financiamiento en los mercados globales, de acuerdo con personas familiarizadas con la iniciativa.
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LO QUE NO ESTABA EN LA VERSIÓN EN ESPAÑOL DEL WSJ:
El gobierno está considerando la creación de una agencia nacional de petróleo, una especie de fondo soberano que administraría los ingresos petroleros del país. En el caso de la producción privada de petróleo y gas, la agencia pagaría los costos de producción de las empresas y la ganancia sería repartida entre el estado y las compañías, señalaron las fuentes. Cuánto sería para el gobierno es un tema que no se ha determinado, aunque un funcionario de alto nivel dijo que podría ser de alrededor del 70%.
Peña Nieto necesitará un plan pro-empresarial si desea asegurar el apoyo del PAN, un partido que por largo tiempo ha impulsado la apertura del sector petrolero a la competencia.
“No aceptaremos menos que eso en las negociaciones. Y el gobierno lo sabe”, dijo un miembro del PAN cercano al partido del presidente Gustavo Madero. El respaldo del PAN es vital para asegurar las dos terceras partes del Congreso, necesarias para cambiar la Constitución.
El partido de izquierda, el PRD, podría resistirse a deshacer la prohibición constitucional sobre el petróleo, aunque el presidente de ese partido, Jesús Zambrano se dijo abierto a negociar. “Ellos tienen que decirnos por qué quieren reformar, cómo y para qué. Recuerda que el petróleo es un asunto sensible en México”, aseguró Zambrano en una entrevista.
La oposición más radical podría venir del líder carismático de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, quien se quedó en segundo lugar en la elección presidencial del año pasado, atrás de Peña Nieto, y que está llamando a protestas masivas contra lo que él ve como planes para privatizar el petróleo mexicano.
Los planes para abrir actividades derivadas, como la refinación, a firmas privadas tienden a ser menos polémicos. Las tuberías de gas y las redes de distribución han estado abiertas al sector privado durante años, aunque Pemex administra las seis refinerías del país y es el único proveedor e importador de gasolina.
Aquí la lectura de la traducción por Carmen Aristegui.
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