La descomposición de la política
Víctor Flores Olea
Platón sugirió en varios diálogos que la descomposición se presenta cuando un ser o ente, producto de la naturaleza o de la acción humana, pierde su alma, abandona sus atributos esenciales y olvida el cumplimiento de los fines que lo justifican. La descomposición es una negación y un extravío profundo, es como la muerte o la desaparición sin retorno.
Estamos viviendo en México algo semejante en el plano de la política: el espectáculo grotesco que nos ofrecieron hace unos días líderes de partidos, de bancadas, gobernadores y otros funcionarios apunta precisamente a que entre nosotros prospera avasalladoramente esa negación y muerte de la política. Pero, además, las cosas se dieron de tal manera que muchos mexicanos están convencidos de que tales prácticas son irreversibles, imposibles de cambiar. Una ausencia de ética y un proceder político que ha echado fuertes raíces en nuestra tradición.
No hay más remedio que estar de acuerdo en las expresiones de reproche del mismo Felipe Calderón, salvo que le faltó señalar que él mismo, por su estilo de gobernar y sus variadas caras, perfiles y disimulos, resulta en estos tres últimos años el Gran Maestro de ese lamentable espectáculo, si no la causa única, sí contribuyendo de manera sobresaliente a la descomposición en marcha. →→Leer más
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