junio 19, 2009

IZTAPALAPA

Iztapalapa

Luis Javier Garrido

Los actos de corte abiertamente fascista con los que el gobierno de facto de Felipe Calderón está manipulando el proceso electoral de 2009, con la intención de hacer prevalecer al PAN por sobre los demás partidos, y tratar de apoderarse del poder político a nivel local, siguen degradando la vida política de México, dañando a la economía y exacerbando la ira popular.

1. La mascarada seudolegal pactada por Calderón con Jesús Ortega para imponer con un fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) a Silvia Oliva –aliada de Los Pinos– por sobre la lopezobradorista Clara Brugada –abanderada del movimiento popular–, como la candidata del PRD a la jefatura delegacional de Iztapalapa, con vistas a que el PAN se apodere de la capital en 2012, ha sido tan burda que ha terminado por desenmascarar a los dos cómplices.


2. El desastre institucional que han ahondado en el país los asesores del Partido Popular español que Calderón trajo para poder mantenerse en el gobierno no puede, sin embargo, extrañar a nadie, ya que el michoacano, que llegó a la silla presidencial por un fraude electoral, se ha mantenido en el poder a pesar de su desastrosa gestión por el uso faccioso de las fuerzas armadas y una costosísima campaña mediática, y no tendría otra opción para prevalecer que el fraude que está de nuevo preparando en este 2009.


3. Los llamados al abstencionismo o a la anulación del voto que han proliferado en este proceso han generado una enorme confusión porque han provenido de diversos horizontes políticos y tienen propósitos opuestos, ya que si bien un sector de ciudadanos asqueados por el sistema electoral fraudulento y las manipulaciones que están haciendo Calderón y los panistas convocan como protesta a abstenerse o a anular el voto (sin darse cuenta de que su propuesta no tendría efecto dado que, como en pasado, la principal consecuencia de ella sería que panistas y priístas se repartiesen sus votos), desde la derecha se promueve también esta reacción para desmovilizar a los sectores populares.
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