México: Mujeres de Atenco, tortura sexual e impunidad
Escrito por Sanjuana Martínez
16-05-2009
El Estado mexicano violó sus garantías individuales. Fueron agredidas con golpes en todo el cuerpo, despojadas de su ropa, violentadas sexualmente, mordidas, pellizcadas… les cubrieron el rostro, les introdujeron dedos y objetos anal y vaginalmente, las violaron, las humillaron, las insultaron, las amenazaron de muerte y finalmente se les negó la asistencia ginecológica para que no pudieran demostrar la tortura sexual…
Ese fue el calvario por el que pasaron 47 mujeres detenidas en Atenco hace tres años; de las cuales, solo 11 han decidido continuar con las denuncias contra los policías de los tres niveles que ejecutaron la tortura sexual buscando aniquilarlas como mujeres y como colectivo.
La tortura sexual en Atenco tiene nombre de hombre: se llama Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México y actual aspirante a la presidencia del país, por el Partido Revolucionario Institucional. Fue quien ordenó la represión contra campesinos y floristas, violando todas las leyes que garantizan el respeto a los derechos humanos y los tratados internacionales que el gobierno de México ha ido firmado de manera hipócrita, pero no respeta.
A Peña Nieto no le tembló la mano a la hora de administrar violencia, pero los hechos de Atenco constituyen un crimen de Estado que no prescribe y le perseguirá mientras viva. Orgulloso de su delito, el hombre conocido como “el gavioto” se atreve a declarar que Atenco, “más que un error, fue un acierto” porque él mismo fue capaz de restablecer el orden. Y que si “volviera a suceder, lo volvería a hacer”.
Sabiendo que goza de una patente de corzo, avalada por la Tremenda Corte de Justicia que continua en su camino institucional de impartir impunidad, Peña Nieto ahora nos sorprende lanzando una campaña nacional para “dignificar” a Mujeres destacadas.
El funcionario capaz de administrar la peor tortura sexual de la historia reciente del país se disfraza de hombre respetuoso de las mujeres, de la mano de Lucero, aquella cantante que utilizando el uso de la fuerza de sus escoltas armados, arremetió contra los periodistas que cubrían su espectáculo. Dios los cría y ellos se juntan. Por lo menos ambos tienen algo en común: el gusto por la violencia. Leer más
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