diciembre 12, 2008

EL NAUFRAGIO

Luis Javier Garrido

El naufragio

El desastre institucional del país está suscitando múltiples especulaciones sobre el futuro inmediato de México y una pregunta aparece de manera recurrente: ¿quién está tomando las decisiones de gobierno en México?

1. La crisis económica global y la recesión están siendo enfrentadas por el gobierno de facto de Felipe Calderón de la peor manera posible: negando su gravedad pero reprimiendo al mismo tiempo todas las inconformidades sociales, mientras el gobierno rueda. Los asuntos fundamentales de México son decididos ya abiertamente por los grandes poderes trasnacionales y los de trámite por los no muy capaces colaboradores del titular del Ejecutivo mientras éste se dedica a la política partidista y a las elecciones del 2009, a tratar de resarcir su deteriorada imagen en una nueva y costosa campaña promocional y, según algunos, al dolce far niente.

2. La endeble situación de Felipe Calderón tras el fracaso de su supuesta lucha contra el crimen organizado (2006-2008), que tan onerosa resultó para las instituciones y para el país, se ve reflejada por el hecho de que no pudo siquiera nombrar a su nuevo secretario de Gobernación Fernando Gómez-Mont (que le fue impuesto por el salinismo), al nuevo subsecretario de Estrategia e Inteligencia Policial de la SSP Javier del Real, cargo por cierto anticonstitucional (quien le fue impuesto por las fuerzas armadas), y ni siquiera a su nuevo secretario particular Luis Felipe Bravo (que es un panista yunquista ajeno a su grupo).

3. El escenario desastroso que vivió México en el sexenio pasado, cuando un inepto y perverso como Vicente Fox, y que el Vaticano confirma ahora que está medio loco, cogobernó con su esposa Martita, subordinado a los priístas salinistas, cometiendo tropelías sin fin, disponiendo de manera patrimonial de los recursos de la nación y sometiendo a México a intereses extranjeros, ha quedado superado por el desastre de la segunda administración panista.

4. La derechización del régimen es en tanto absoluta, y a nadie puede extrañarle, por consiguiente, la nueva andanada contra los trabajadores, pues con absoluto cinismo los colaboradores de Calderón siguen interviniendo en el sindicato minero y encarcelando a sus dirigentes para servir al Grupo México y a los intereses de Salinas y de Larrea en el caso de la huelga de Cananea. Los campesinos de Atenco siguen detenidos mientras el nuevo titular de Bucareli llama delincuentes a los maestros que se manifestaron frente a sus oficinas el miércoles 10.

5. La respuesta ante este naufragio está siendo, sin embargo, no un viraje de timón sino una nueva campaña promocional, destinada como la anterior a resarcir la imagen de Calderón, la cual es todavía más absurda que la fracasada “lucha contra el crimen organizado”: la que se está llamando ahora la “lucha contra la corrupción”, y que plantea la misma cuestión: ¿qué autoridad moral tiene Calderón para encabezarla, cuando desde su paso por la Secretaría de Energía en el sexenio pasado se le señaló por haber entregado anticonstitucionalmente a una trasnacional de origen español la explotación del gas en la cuenca de Burgos, y de enriquecer a su cuñado con contratos ilegales? Sigue leyendo

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