Luis Javier Garrido
El fallo
El desprestigio del régimen calderonista del PAN ante el pueblo de México es mucho mayor que el de los peores gobiernos del PRI, a pesar de lo que pretende la descomunal campaña oficial de propaganda, y antes de cumplir dos años el sexenio las interrogantes se multiplican sobre la magnitud que podría alcanzar el desastre nacional de proseguir los mismos hombres con las mismas políticas en el gobierno: y ello no es sólo en lo social y en lo económico, sino fundamentalmente en lo institucional.
1. Los años “del entendimiento” o de “la connivencia” PRI-PAN en el gobierno (1988-2008), que han buscado dar al sistema de poder en México una imagen distinta de la que tuvo en las décadas de sistema de partido de Estado (1929-1988), en la mira de crear las condiciones para la imposición del modelo neoliberal, pretendiendo que se está llevando a cabo una supuesta “transición democrática”, no han logrado más que llevar al pueblo de México a un mayor empobrecimiento sustentado en la cancelación tanto de sus derechos sociales como en destruir las instituciones de la República.
2. El modelito neoliberal a lo que ha tendido en el mundo es a destruir, en nombre del mercado, las instituciones jurídicas y políticas que a su juicio obstaculizan la pretensión de las multinacionales de apoderarse de los recursos estratégicos del planeta, y ésa es la tarea que han buscado llevar a cabo los gobernantes del PRI y del PAN en los últimos 25 años, pero lo que han logrado es destruir no sólo el sustento constitucional y legal de los derechos sociales y colectivos, sino también el entramado constitucional en su conjunto. En México están hundidos en el desprestigio más absoluto no sólo los tres poderes de la Unión y las fuerzas armadas, sino las instituciones electorales creadas después de 88,en las que se pretendía que el “nuevo régimen” buscara sustentar su credibilidad.
3. Un ejemplo demoledor del deterioro institucional del país es la utilización anticonstitucional de las fuerzas armadas con vistas a levantar la imagen de un Ejecutivo ilegítimo, que a lo único que ha conducido es a una serie de acciones inconstitucionales de éstas que han vulnerado el régimen federal y la autonomía municipal y pisoteado el régimen judicial y de derechos humanos establecido en la Constitución, llevando de paso a una corrupción sin precedente del Ejército. Cuando el diputado priísta Emilio Gamboa, uno más de los cómplices de Calderón en el Institucional, declara que él respaldaría a cualquier gobernador que pretendiese suspender en su entidad las garantías individuales (Milenio Diario, 20 de noviembre), lo único que demuestra, además de su vocación fascistoide, es su ignorancia constitucional.
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