Discurso del Presidente Legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, en la asamblea informativa con hombres integrantes del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, en el Monumento a la Revolución.
Amigas y amigos brigadistas:
Ayer con las compañeras brigadistas, hablé de que nos corresponde defender el petróleo en medio de una gran crisis económica y de descomposición social.
Dije que vamos a seguir unidos, orientando y defendiendo al pueblo y acicateando al gobierno usurpador para obligarlo a cambiar su política económica y a que se utilice toda la fuerza del Estado para proteger a los pobres y a las clases medias, y no a los potentados.
Vamos a seguir insistiendo para que se aplique un plan anticrisis para fortalecer nuestra producción interna, crear empleos y evitar un mayor empobrecimiento.
También vamos a seguir demandando que en el Congreso de la Unión se suscriba y se lleve a cabo un pacto en apoyo a la economía popular para garantizar, en una primera etapa, que no sigan aumentando, es decir, que se congelen los precios de los siguientes alimentos, productos y servicios: tortilla, pan, agua, leche, huevo, frijol, lenteja, arroz, aceite, carne de res y de cerdo, pollo, café, azúcar, pastas, gasolinas, diesel, energía eléctrica, gas, teléfono, transporte público, medicamentos, renta de viviendas, colegiaturas, predial y peajes de carreteras.
Amigas y amigos brigadistas:
Tomemos en cuenta que estamos asistiendo al fin del predominio de las políticas neoliberales y se hace necesaria la construcción y aplicación de un nuevo modelo económico, político y social, con marcado contenido humano, moral y cultural.
En los últimos tiempos ha quedado totalmente demostrado el fracaso de las políticas excluyentes, diseñadas sólo para beneficio de las minorías, y se han derrumbado también los llamados paradigmas que pretendían ocultar el pillaje y los absurdos del modelo neoliberal.
Hoy ha quedado al descubierto la falacia de la desregulación económica y financiera sin el control del Estado; el criterio de apostar al predominio del mercado y del incumplimiento de la responsabilidad social del Estado; y de querer justificar la concentración de la riqueza en pocas manos con la seudo-teoría del goteo, según la cual, si les iba muy bien a los de arriba, les iría bien a los de abajo. Si llovía fuerte arriba, goteaba abajo; como si la riqueza en sí misma fuese permeable o contagiosa.
También, cada vez está quedando más en evidencia que procurar el crecimiento económico de (unos) pocos con el sacrificio y la miseria de (otros) muchos, no sólo produce una monstruosa desigualdad económica y social, sino que desata la inseguridad y la violencia e impide la gobernabilidad democrática.
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