¿Será el ejército el que impondrá la “paz de los sepulcros” ante la rebelión anticapitalista?
1. Ningún presidente mexicano ha impedido encabronarse o enfurecerse públicamente cuando pierde el control de su gobierno y ya no encuentra por dónde avanzar. Salinas se enfurecía, pero guardaba muy bien su cólera; sin embargo López Portillo lloró “pidiendo perdón” y gritó a los banqueros: “no nos saquearán más”. Sin embargo los panistas, presidentes Fox y Calderón (quizá por ignorancia o falta de experiencia) amenazan, calumnian, retan, en dos palabras: se desesperan. Fox prefería lanzar sus dardos más venenosos en sus giras en otros países para aprovechar a la prensa internacional; Calderón parece estar aplicando la misma táctica porque piensa que la prensa mexicana no lo trata bien. La realidad es que el 90 por ciento de los medios de información están a su servicio, pero dos o tres prensas escritas o noticiarios de radio son muy críticos. Por eso me pregunto: ¿la desesperación ante la inestabilidad que vive el país por el narcotráfico y la protesta social podría llevar a dar el poder al ejército?
2. Los ejércitos no son bien vistos en el mundo, a pesar de que la mayoría de ellos están integrados por hijos de familias miserables, pobres o, cuando más alto, de clases medias. Pero al ponerse al servicio de las estructuras capitalistas e imperialistas y, al mismo tiempo, integrar en su conciencia toda la ideología burguesa de dominación, el ejército se convierte en el aparato del orden, de la ley y de la represión bajo los mandatos del poder del Estado y del gobierno. No pueden ser independientes para ponerse al servicio de los más pobres, a pesar de sus orígenes. La jerarquía, la disciplina, el salario, el poder que ejercen en las pequeñas comunidades, suelen fortalecer su autoritarismo, su carácter belicoso y pensar que todo lo que hacen es correcto. No olvidaré aquella magnífica obra cinematográfica dirigida por Kubrick (Cara de Guerra) y otras cintas más que enseñan cómo el cerebro de los miembros del ejército es totalmente transformado para pensar en someterse y obedecer a su jerarquía. Sigue leyendo
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