abril 19, 2008
¡TOMAR LA TRIBUNA, LAS CALLES...
viernes 18 de abril de 2008
¡Tomar la tribuna, las calles, para acabar con el monólogo del poder y lograr el diálogo!
1. Recuerdo que en 1968, cientos de miles de estudiantes exigían en las calles (como una de sus principales demandas) un “Diálogo Público” y el presidente Díaz Ordaz ordenó: “aquí tienen su diálogo público” y envió a miles de policías y granaderos a golpear con sus macanas y las cachas de sus armas a los estudiantes. Es más, parece que los policías demandaron a los estudiantes por haber dañado con sus cabezas el filo de sus macanas. La realidad es que la clase dominante no se cansa de pedir engañosamente “diálogo” mientras cierra todas las puertas a los trabajadores y a la oposición política. Se repite hasta la saciedad que en México, “donde el gobierno está abierto al diálogo”, no caben ni se justifican protestas en las calles, plantones y “prácticas irrespetuosas”. Y de tanto repetir calumnias y mentiras en los medios electrónicos de información (Radio y TV) hasta llegan a parecen ciertas. Gobierno y empresarios no quieren diálogo sólo buscan subordinación, obediencia, disciplina, represión, castigo.
2. El diálogo en los sistemas capitalistas (si éste es entre clases sociales diferentes) sólo se puede dar por la fuerza, es decir, cuando la clase oprimida ha obtenido poder y puede romper el monólogo de la clase social que la domina. Paz, Krauze, Calderón, Televisa y la mayoría de los “intelectuales” hablan de “diálogo” cuando en realidad han dominado la palabra y la audiencia durante siglos, sin ninguna interrupción. El hecho de ser Poder, estar cerca de él y decir lo que el poderoso quiere oír ha facilitado el monopolio del discurso, de “la razón y la verdad”. Los poderosos “dialogan” (sin mayor preocupación social) de negocios, política, “cultura y buenas maneras” (sólo entre ellos) marginando a quienes nada tienen que ver con sus intereses. Ese no es diálogo es un monólogo. Sólo cuando las clases dominadas se rebelan, bloquean, gritan y exigen es cuando puede instalarse el diálogo. A esto calumnian como violencia, cuando en realidad es exigir un diálogo real. Sigue leyendo
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