El coyotaje
Luis Javier Garrido
La incapacidad del régimen panista espurio para cumplirle a Washington su promesa de entregarle Pemex a las multinacionales está llevando a sus principales responsables a la comisión de gravísimos actos delictivos.
1. El fracaso del gobierno de facto de Felipe Calderón en su pretensión de convencer a los mexicanos sobre la necesidad de privatizar la industria petrolera lo está llevando a acciones que evidencian su desesperación, y la última de ellas está siendo la de buscar apoyos en el extranjero pretendiendo, mediante una campaña internacional, doblegar desde el exterior la creciente oposición existente en México al proyecto de entregar la riqueza petrolera del país a las grandes trasnacionales petroleras.
2. El planteamiento del gobierno calderonista, enunciado en un reportaje publicado en el diario El País el miércoles 2, es muy claro, pues señala que las reservas petroleras de México se agotan y que el supuesto “sombrío” futuro energético de la nación “acarrearía consecuencias tremendas para el mundo y, en particular, para Estados Unidos, uno de los grandes consumidores de petróleo mexicano”, si no se actúa. Las reservas, sin embargo, se argumenta, existen en enormes yacimientos “a grandes profundidades de hasta 3 mil metros en aguas del Golfo de México”, que se describen como reales, pero para explotarlas, se advierte, se requiere de la tecnología de punta de la que Pemex carece y que poseen las grandes multinacionales: Exxon Mobil, BP, Shell o, desde luego, Repsol-YPF, la que no podía faltar: la empresa de la cual Calderón y Mouriño se han vuelto gestores o coyotes, como se les llama en México.
3. La sucesión de mentiras hilvanadas por la propaganda calderoniana lleva, como es evidente, a otra falacia. Las reservas petroleras, se dice, se agotan, no hay otras que las de las aguas profundas, la disminución de la producción de México sería catastrófica para el mundo y para la seguridad de Estados Unidos, y por lo tanto el culpable de todo es no sólo Andrés Manuel López Obrador y el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, sino el propio pueblo de México, empecinado en defender sus recursos estratégicos. Sigue leyendo
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