“Carmen Alanís, se levantó en armas en Casas Grandes, Chihuahua y participó en la toma de Ciudad Juárez con 300 hombres a su mando” ( Esperanza Muñón Pablos)
Las coronelas verdes del siglo XXI
La cultura opresiva y discriminatoria la hemos podido constar en algunas de las respuestas ante el rol protagónico de las brigadas de mujeres por la defensa del petróleo. Burla, hostilidad, descalificación, subestimación y vulgaridad, se expresaron desde inicios de la resistencia civil. Hemos podido escuchar y leer epítetos como: “son carne de cañón”, “pobres mujeres bajadas del cerro a tamborazos”, “verduleras agarradas del tianguis de Tepito”, “ni siquiera llegan al sexto de Primaria”, “viejas fodongas e ignorantes”, “se sienten justicieras”.
El discurso continúa con descalificactivos como: “pejeadelitas”, “ignoran lo que están haciendo y los alcances de ello”, “repiten lo mismo que el peje sin entender en absoluto”, “títeres de AMLO”, “viejas chismosas sin oficio ni beneficio que dan mal ejemplo a la juventud”, “les dicen a ver la patita y levantan las dos”, “las Adelitas de AMLO deberían llamarse las cotorritas de AMLO”, “deberían saber que tiene obligaciones que cumplir en lugar de andar realizando cosas que nos les quedan”,etc.
El discurso descalificador ha abarcado desde algunos periodistas, locutores, articulistas, dirigentes de partidos, hombres y mujeres. Hasta los que escupen sus odios y misoginia en el Internet. Esta reacción ha mostrado y evidenciado una cultura profundamente arraigada y discriminatoria en contra de las mujeres. Para estas mentalidades, no es posible que las mujeres se expresen en el plano político y civil con pensamiento y desición propia; si se organizan y participan tiene que ser porque hay “alguien” que las “manipula” y que piensa por ellas. O que les han hecho “coco wash” y son tontas, no tienen educación. O desde el pensamiento racista y clasista son descalificadas, por ignorantes y pobres.
Pero las adelitas del siglo XXI, que se encontraron en la lucha en contra de la usurpación han logrado darle vuelta a los insultos y responden con asombrosa energía las descalificaciones; y no dejan de repetir, bailando, “que este movimiento es por el petróleo”. Leer más
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