En la resistencia política, si no realizamos acciones contundentes nadie nos hará caso 1. No es frase textual, pero algo parecido dijo Fidel Castro después que su guerrilla (casi masacrada por el ejército cuando dormía después del agotante viaje en el Granma) se instaló en diciembre de 1956 en Sierra Maestra. Pensó: ¿cómo demostrar que estamos vivos, que el gobierno no nos ha acabado y que estamos en pie de lucha? Reflexionó: tenemos que actuar, tomar una medida que repercuta, para que el pueblo se una a nuestra causa. Aquí en la sierra podemos estar meses, años, decenas de años, sin que nadie sepa de nuestra existencia mientras el dictador y sus aliados hacen de las suyas manteniendo al pueblo en la miseria, el desempleo y la opresión. Así Castro se enteró de los caciques más corruptos aliados al gobierno y odiados por el pueblo; así inició la lucha definitiva contra la dictadura que habría de triunfar el 1 de enero de 1959. Fue una batalla para ganarse al pueblo y Fidel Castro la ganó en la sierra en dos grandes años.
2. En México, 50 años después, la situación económica y política en muy distinta en cuando a crecimiento e inversiones y el manejo de la llamada democracia; sin embargo la pobreza, el desempleo, la miseria y el hambre siguen muy presentes entre la mayoría de la población. En México ninguna lucha seria puede avanzar con actos de propaganda pero mucho menos se consolidará si la izquierda se pelea y confronta por estar sólo en busca del poder personal y el dinero. En la situación concreta de la guerrilla de Fidel era necesario un acto notable que llamara la atención, tal como el castigo y aprehensión de caciques o la concertación de entrevistas con periodistas como el estadounidense Hebert Matthews. En el pensamiento de Fidel era claro que había que hacer actos que ayuden a despertar la conciencia de la población explotada y pobre, no solo de los medios de información que por naturaleza de clase están contra los trabajadores.
3. Por eso los actos de resistencia civil por la defensa del petróleo que en estas semanas, tal vez meses, se están poniendo en práctica deben extenderse y profundizarse. Es admirable el compromiso de miles de mujeres para ponerse al frente de la resistencia civil, lo mismo debe decirse de los estudiantes e intelectuales que están organizándose para defender al petróleo contra su privatización. Se espera que en estos días los obreros electricistas, petroleros, mineros, telefonistas, trabajadores universitarios, así como campesinos y miles de activistas de cientos de organizaciones de izquierda, participen de manera amplia en las movilizaciones y bloqueos necesarios. Pero además de la lucha contra la privatización, deben incluirse dos o tres puntos más que servirían para hacer crecer el interés de otras fuerzas: libertad a todos los presos políticos, revisión del TLC y lucha contra el desempleo. Aquí se requiere un acuerdo entre la resistencia. Sigue leyendo
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