jueves 20 de marzo de 2008
Pedro Echeverría V.
El PRD es una basura, pero no tan asquerosa como PAN, PRI y radio/TV
1. El presidente ilegítimo, así como la clase política y los poderosos empresarios mexicanos están llenos de gozo por los problemas que han surgido al concluir los comicios internos en el Partido de
2. El PRD, aunque es un partido con una decena de grupos de dirigentes arribistas denominados “tribus”, en realidad son dos las posiciones predominantes: la encabezada por López Obrador que, aunque electoral, ha adoptado el camino de la movilización de masas, y la llamada Nueva Izquierda (“los chuchos”) que domina entre legisladores, gobernadores y comités ejecutivos perredistas cuyas políticas son esencialmente negociadoras y clientelistas. Mientras la clase política y empresarial, encabezada por el gobierno de Felipe Calderón, se ha dedicado a combatir a AMLO, han buscado al mismo tiempo (por todos los medios) apoyar a todas aquellas corrientes al interior del PRD que se oponen al “radicalismo” del político tabasqueño. Por eso los comicios del pasado domingo y sus resultados aún no claros, serán fundamentales para decidir por uno u otro rumbo. Aunque los cambios en el PRD no serán radicales pueden ser el inicio de nuevas políticas.
3. El PRD, como partido electorero dirigido por un centenar de políticos “de la izquierda amaestrada”, que durante 18 años, y más, han ocupado de manera ininterrumpida cargos de diputados, senadores y directivos del mismo PRD, es un partido funesto; pero comparado con los partidos derechistas PAN y PRI, partidos que han desfalcado el presupuesto nacional y que con sus políticas han logrado que la riqueza se concentre en menos manos mientras el 60 por ciento de la población vive en la pobreza y la miseria, el PRD es una “blanca palomita”. Si el PRD sigue por ese camino de aislarse del movimiento social, de conquistar votos y cargos haciendo a un lado los principios y la ética, y de negociar tras bambalinas con el Estado, en pocos años el PRD será exactamente igual al PAN y al PRI. López Obrador, aunque sigue pensando solamente en lo electoral y en la legalidad al servicio del poder, ha buscado un PRD menos corrupto. Sigue leyendo
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