febrero 22, 2008

EL ESTADO ES DEBIL, PERO AUN MAS EL CIUDADANO

El estado es débil, pero aún más el ciudadano

Agenda Ciudadana

Lorenzo Meyer

Jueves, 21 de Febrero de 2008

DEBILIDADES

No hay duda que el mexicano es un Estado débil, al punto que a veces resulta disfuncional. Y los indicadores abundan. Para empezar, su fisco apenas capta el 11% del PIB cuando debía ser, cuando menos, el doble; la evasión impositiva es descomunal. En relación a la justicia, los expertos aseguran que más del 90% de los delitos que se cometen en nuestro país quedan impunes. Los aparatos de seguridad llevan al menos cuarenta años en la guerra contra los narcotraficantes (desde que en 1969 el gobierno de Richard Nixon lanzó la “Operación Intercepción” para presionar a Díaz Ordaz) y no dan señales de poder ganarla. Los monopolios prohibidos por la constitución gozan de buena salud gracias a la impotencia de los encargados de combatirlos. Los “peces gordos” de la corrupción oficial nunca cayeron en las agujeradas redes de quienes prometieron capturarlos. En fin, que la lista de indicadores de una debilidad estatal, mezcla de incompetencia y corrupción, puede llenar un catalogo.

Si el Estado mexicano sufre de impotencia, resulta que justamente por esa falla, los ciudadanos también se encuentran, y desde hace mucho, impotentes y desprotegidos cuando alguien, desde el propio aparato estatal, decide violar sus supuestos derechos y garantías. Si por un lado, la autoridad no puede llevar ante la justicia al grueso de los delincuentes, por el otro, una autoridad sí puede decidir, por razones particulares, hacerle la vida difícil o imposible a un ciudadano común y corriente y éste quedar indefenso, pues si el Estado es débil el ciudadano lo es más.
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