MARULANDA, EL GUERRILLERO HEROICO, NO DEBE CONFIAR EN URIBE
Pedro Echeverría V.
1. La izquierda radical siempre ha sido aguerrida, dispuesta a entregar su vida en la defensa de las causas del pueblo; pero casi siempre “peca” de bondadosa, confiada e ilusa. Muchas veces oye “el canto de las sirenas” y como nunca ha defendido el poder porque no lo ha tenido, suele pensar que los poderosos pueden algún día ser bondadosos. Por eso les hacen siempre trampas. Por eso hay que alertar a las FARC y repetirles: ninguna confianza en los explotadores, en la derecha, en los que “no tienen amigos, sólo intereses” y recordarles: ¿Puede olvidarse al feroz asesino Fujimori cuando en 1997 masacró a decenas de guerrilleros peruanos que ilusamente esperaban una negociación para liberar a sus rehenes? ¿Puede confiarse en la palabra de un gobierno derechista que mientras llegaba el día para negociar construía un túnel para que sus militares salieran en la casa y asesinaran a todos los guerrilleros, como sucedió?
2. La presencia de Hugo Chávez, ahora como representante negociador de las FARC, es indispensable. ¿Cómo puede confiar Manuel Marulanda (el guerrillero con más de 43 años poniendo en riesgo su vida por luchar por los colombianos explotados y oprimidos) en gobiernos derechistas, por naturaleza enemigos de los trabajadores? Se supone que los gobernantes de Francia, de México, la iglesia, etcétera, sólo pueden representar al gobierno derechista de Colombia. Ellos deben convencer a Uribe que libere a los guerrilleros presos, primero, para que luego las FALC, con un negociador de izquierda (Chávez, Castro) hagan lo propio con sus presos. Los guerrilleros no pueden permitir que el enemigo militar (armado hasta los dientes y entrenado en los EEUU y parte del Plan Colombia) se acerque a los campamentos y ubique bien los territorios. No puede confiar en la opinión pública mundial porque a ésta la manipulan con facilidad.
3. Marulanda debe demostrar ante el mundo que los asesinos del pueblo y los culpables de la existencia de la miseria, el descontento y la guerrilla, son los gobernantes colombianos. ¿Por qué permitir que se hable maravillas por los burgueses y militares presos, sobre todo por
4. El poder siempre busca engañar al pueblo diciéndole que la violencia y el terrorismo de los izquierdistas son los culpables de su miseria; sin embargo la realidad es exactamente lo contrario: cuando el pueblo lucha es para reclamar y defenderse de la violencia que ejercen el gobierno y los empresarios sobre él al explotarlo, mal tratarlo, mantenerlo en la miseria y la desesperación. La población sólo se declara en resistencia cuando no tiene que comer o sus recursos son insuficientes para vivir. ¿Se espera acaso que las familias mueran de hambre en silencio, sin siquiera levantar la voz? ¿Se quiere acaso que los trabajadores no protesten, no se organices, no luchen para exigir un pago justo por su trabajo? ¿Hasta cuándo deben esperar los trabajadores que sus ruegos, sus súplicas, sus peticiones y, más tarde, sus exigencias tengan respuesta? El gobierno y los empresarios quieren respeto sin respetar, quieren diálogo sin dialogar. ¡No jodan!
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