diciembre 29, 2007

LUIS JAVIER GARRIDO, LA MAFIA

Luis Javier Garrido

La mafia

El gobierno panista ilegítimo de Felipe Calderón está festejando de manera anticipada que el año próximo va a poder cumplir con la encomienda que tiene de los grupos minoritarios que prevalecen por sobre los derechos del pueblo mexicano y que, tanto por la vía de los hechos como de los cambios legislativos defendidos por el PRI, va a darse la vuelta a una página de la historia mexicana.

1. Los grupos de seudoempresarios y políticos panistas y priístas que se han adueñado del poder económico y político en el país con el señuelo de “la alternancia”, concentrando una riqueza sin precedentes en la historia mexicana y en el contexto latinoamericano, no ocultan que en su proyecto 2008 sería el año en que culminarían la destrucción completa del Estado surgido de la Revolución Mexicana, en particular con tres medidas: la privatización total de Pemex, la reforma laboral que constituiría la cancelación de los derechos sociales de los trabajadores, y la entrada en vigor del capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el TLCAN o NAFTA.

2. El proyecto que pretenden culminar a partir de enero no es, sin embargo, como pretenden los medios, el de “la modernización” del país por la vía de la imposición del modelo neoliberal, ni el de la destrucción de un proyecto político y social supuestamente anacrónico, como dice la derecha fanatizada. Es, simple y llanamente, el del desmantelamiento total del Estado nacional, pero también, y ésa es la cuestión central, de la nación mexicana.

3. Un país que haya entregado a las multinacionales sus riquezas vitales, empezando por el petróleo y la energía eléctrica; que cede el control de sus espacios estratégicos desde las fronteras y costas hasta el territorio en su conjunto al gobierno de Estados Unidos; que busque deliberadamente con sus políticas terminar con los campesinos mexicanos, cancelando la viabilidad de la propiedad comunal, del ejido y de la pequeña propiedad agrícola; que condene a la muerte o el ostracismo a una tercera parte de su población; y que en una pendiente de terror cancele los derechos fundamentales de las mayorías, no tiene ya futuro alguno. Sigue leyendo

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