noviembre 02, 2007

Astillero - Palean, o cuello

Palean, o cuello

Tentaciones dictatoriales anegadas

Mandatario viene de “mando por ti”

Alteraciones químicas de ánimo

Sometido a la presión de no encontrar mejor manera de esforzarse en ayudar a los habitantes de Villahermosa más que llenando sacos de arena, sin generar solidaridad espontánea de quienes en realidad lo consideraban distante y meramente escenográfico, el comandante Felipe Calderón se permitió este miércoles un desliz que revela sin atenuantes su vena dictatorial. Colérico porque no había quienes se sumaran por propia voluntad a la breve faena en que se había aplicado para efectos mediáticos, el michoacano, a quien su círculo cercano siempre ha calificado como político “de mecha corta”, explotó, amenazante, advirtiendo a los ciudadanos pasivos que mandaría por ellos si no se agregaban a las tareas que realizaban el citado Presidente LegaL, funcionarios federales y estatales, algunas mujeres y un grupo de militares. La versión anegada del Cooperas (paleas) o cuello llegó al extremo de que el empacador solitario ordenara a su jefe del Estado Mayor Presidencial que fuera por los reticentes, sin que la excursión castrense pudiese ejecutar esa leva destinada a un efímero campo de concentración presidencial.

El estallido autoritario confirma el distanciamiento que el licenciado 0.56% ha tomado respecto de las normas jurídicas y las doctrinas panistas. Ni siquiera un perfecto ignorante de las leyes y la filosofía política como Vicente Fox se había atrevido a expresar amenazas a ciudadanos cuya inactividad, en este caso, pareció al irritable michoacano causa suficiente para enviar a un grupo castrense de elite a tratar de forzarlos a realizar determinadas cosas. La crónica enviada por Claudia Herrera Beltrán a La Jornada muestra, además, a un personaje de piel sumamente sensible a la crítica o la desobediencia: “Molesto porque un grupo de mujeres se quejaba de que ningún hombre las ayudaba, y porque además había decenas de personas observándolos desde un puente, en calidad de espectadores, el Ejecutivo federal empezó a preguntar a gritos: ‘¿Faltan palas, o qué?’ (…) Desde el puente La Esmeralda del Sureste, un hombre exclamó, en relación con la presencia de Calderón: ‘¡Que se quede toda la noche!’ Eso hizo que el Presidente reventara, y señalando a uno de ellos, advirtió dos veces: ‘vente, o mando por ti’” (esta columna sin palas se pregunta angustiada qué órdenes daría Calderón, si le fuera posible, para someter a quienes cotidianamente lo impugnan a causa de su origen electoral: ¿mandaría también a militares por ellos?)

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