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mayo 18, 2015

La realidad del voto nulo





Consultor internacional en programas sociales.
@rghermosillo

La participación ciudadana requiere estar bien informada. A veces se confunden las intenciones y los deseos con las posibilidades y las realidades. A veces circulan informaciones erróneas que se difunden mucho gracias a las redes sociales. Es el caso de un correo que propone lograr “anular el 20% de los votos para que se anule la elección”.

Las razones y posibles efectos del voto nulo son políticos. Quienes con seriedad proponen anular el voto como protesta ante el deterioro del sistema político, lo hacen basados en los potenciales efectos políticos de un alto índice de anulación. El tema se debate con seriedad. Por ejemplo son atendibles los argumentos de José Antonio Crespo, Sergio Aguayo, Alberto Serdán y otros analistas.

Sin embargo, quienes creen que si se anula el 20% de los votos en una casilla, la casilla se anula; se equivocan. En una “cadena” de correos electrónicos se dice que, 20% de votos nulos puede tener el resultado de lograr la anulación de la elección (en un distrito, en un estado, en el país). Esto es incorrecto. No existe esa causal de nulidad. Aunque el 99% de los votos de una casilla fueran nulos, la casilla y los votos que ahí se depositen —aunque sea uno— serían válidos.

La confusión a veces es bien intencionada. Puede surgir al leer algunos artículos de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral. En su título sexto se establecen las nulidades. En los artículos 76, 77 y 77 bis se establece que, cuando en el 20% de las casillas se dan los casos de nulidad del artículo 75, la elección respectiva se anula.

Sin embargo, en el artículo 75 de la ley, en ningún lugar señala como posible causal de nulidad el número de votos nulos emitidos. Tampoco considera el número de votos emitidos. Con lo cual tampoco la abstención, así fuera cercana al 100%, sería causal de anulación.

La violencia sí puede causar la anulación de una elección. En el mencionado artículo 75, se incluyen como causales de nulidad, “ejercer violencia física o presión sobre los miembros de la mesa directiva o sobre los electores”, o “impedir, sin causa justificada, el ejercicio del derecho al voto a los ciudadanos”, en todos los casos, se dice “siempre y cuando estos hechos sean determinantes para el resultado de la votación”. Hay que prevenir ese riesgo.

La participación ciudadana es indispensable para salir de la crisis de fondo que estamos viviendo. La violencia no puede ser la opción. La solución es más y mejor democracia. Necesitamos construir una democracia con rendición de cuentas, con aplicación de la ley, con respeto a los derechos humanos.

Quienes proponen seriamente anular la elección como protesta, buscan mejorar la democracia. Aun sin coincidir se puede reconocer que es una opción aceptable y lógica. Pero debe quedar claro que no tiene efecto jurídico.

Lo importante es subrayar que la participación ciudadana debe ir más allá del voto. Hay que encontrar nuevas formas de organización y de incidencia en la vida pública. Si no hay opciones electorales habrá que construirlas. Y, además, hay que buscar otras vías institucionales de exigibilidad de los derechos y de construcción de alternativas sociales, económicas y políticas para lograr una democracia con resultados para la gente. 


La realidad del voto nulo


 

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